sábado, 27 de agosto de 2011

Genealogía paterna

Vivo desde hace 25 años en una ciudad pequeña a la que me retiré: Valledupar. Aquí he podido escribir mis libros, sembrar árboles y tener una hija. Soy correctora de textos, columnista de opinión y tallerista profesora de Redacción.
Mi abuelo se llamaba Miguel Alliegro y probablemente llegó con otros familiares a algún puerto del Caribe, tal vez durante la Primera Guerra Mundial; existe este apellido en Panamá, Venezuela y Colombia. Desgraciadamente tiende a desaparecer, pues todos los Alliegro poseen el apellido en la segunda línea de consaguinidad.
Estuve mirando tu perfil, veo que eres un artista completo, y lo que más me fascinó es que también eres escritor BIENVENIDO A MI VIDA, AMIGO NUEVO.

martes, 23 de agosto de 2011

NO PODREMOS DERROTARLO

Estoy amodorrada, llegué al Tercer Tiempo de mi existencia, sé que todo lo que venga lo viviré como quien juega en tiempo suplementario, y nada roza mis sentidos para transmitir vivencias, es como si algo se hubiera muerto hace un lustro.
Estoy enterrando a mis coetáneos, me estoy quedando solitaria en el planeta Tierra y ello me atemoriza, especialmente por que he tenido que tachar los números de teléfonos en el directorio, mi agenda permanece vacía de actividades y ni siquiera escribo para mí, que era mi manera de gritar que estaba encarnada.
Me da pena aceptar ante usted, que se tropezó con esta página, que nada espero que altere este proceso lento de desaparición.
Me sumerjo en las redes sociales y entonces habla una mujer en sus plenas facultades físicas y mentales que transfiere ideas capturadas en los link que otros pegan en Facebook, Twitter, Google+, a los que agrego un comentario libre y desparpajado para justificar el plagio.
Sé que habrá una que otra persona en las mismas circunstancias, que juega a estar plena en las más sola de las soledades.

lunes, 11 de abril de 2011

EL ESPÍRITU ES LIBRE, AÚN ENTRE REJAS

Cada vez que voy a dictar mis clases de Literatura a la cárcel siento que piso un territorio más seguro que el que alberga mis pasos por cualquiera de las calles colombianas. Ahí están resguardados y con todos los gastos básicos pagados por el Estado -con nuestros impuestos-hombres comunes que son introducidos en patios que son jaulas para el cuerpo que tiene que soportar la ausencia de soledad hasta para sus actos insoslayables. Tienen sus pertenencias en cajas de cartón y en bolsas plásticas que custodian con la fiereza de bestias en destierro. Es que un lápiz, cuaderno, libro, foto, revista, camisa, ropa interior y útiles de aseo son elementos que los unen al resto de la civilización de la cual han sido borrados temporalmente -En Colombia no hay cadena perpetua-. Este infierno es para los que han sido encarcelados como delincuentes comunes. Mas hay una especie de cielo al que le dicen el Patio 'R' ahí van a parar los empleados públicos de alto rango que le han fallado a la sociedad ya sea robando el erario o asesinando por interpuesta persona a ciudadanos que les estorbaban...tienen habitaciones independientes, comedor, baño y sala para reuniones, televisión por cable y todo lo demás a que están acostumbrados. Mejor digo: El Estado los premia por atentar contra él. Después sigo, ahora debo hacer y servir la cena.

jueves, 27 de enero de 2011

Qué podemos hacer en la Edad Dorada

Cuando era joven mujer el tiempo transcurría lento y preciso, mis proyecciones eran a largo plazo, mas ahora que ignoro si dentro de una hora respiraré la atmósfera de la Tierra, me proyecto para tí en un perfecto presente. Esto es: aprendí a vivir tarde para someter mi ego a las vicisitudes del clima, de los noticieros que me anclan en la desdicha de constatar que soy ciudadana colombiana en los albores del año 2011.