lunes, 11 de abril de 2011

EL ESPÍRITU ES LIBRE, AÚN ENTRE REJAS

Cada vez que voy a dictar mis clases de Literatura a la cárcel siento que piso un territorio más seguro que el que alberga mis pasos por cualquiera de las calles colombianas. Ahí están resguardados y con todos los gastos básicos pagados por el Estado -con nuestros impuestos-hombres comunes que son introducidos en patios que son jaulas para el cuerpo que tiene que soportar la ausencia de soledad hasta para sus actos insoslayables. Tienen sus pertenencias en cajas de cartón y en bolsas plásticas que custodian con la fiereza de bestias en destierro. Es que un lápiz, cuaderno, libro, foto, revista, camisa, ropa interior y útiles de aseo son elementos que los unen al resto de la civilización de la cual han sido borrados temporalmente -En Colombia no hay cadena perpetua-. Este infierno es para los que han sido encarcelados como delincuentes comunes. Mas hay una especie de cielo al que le dicen el Patio 'R' ahí van a parar los empleados públicos de alto rango que le han fallado a la sociedad ya sea robando el erario o asesinando por interpuesta persona a ciudadanos que les estorbaban...tienen habitaciones independientes, comedor, baño y sala para reuniones, televisión por cable y todo lo demás a que están acostumbrados. Mejor digo: El Estado los premia por atentar contra él. Después sigo, ahora debo hacer y servir la cena.