lunes, 24 de marzo de 2014

CALEÑO, MIRÁ VE: BUENAVENTURA ES TU PUERTA Y TU VENTANA


Si vos andás por la Sultana caminando como si llevaras en los genes la música del grupo Niche, con ese tumbao que es legado de mi negramenta mirá, y si comés chontaduro que te vende alguna morocha, y además te lo pasás con un cholao, para rematar con un champús, y dejás para más tarde las grosellas con sal, entonces sos un ciudadano del Pacífico colombiano, mirá.
Pues para que te enterés que no todo es fútbol y salsa, en nuestra Buenaventura están ocurriendo cosas terribles, pero vos no te das por enterado, y cuando lo muestran en la televisión cambiás el canal, o le bajás el volumen y preguntás que si hoy no hicieron aborrajao.
Estoy lejos físicamente de Cali, mirá, pero me entero de lo que pasa y se me retuerce el espíritu – Sí, esa cosa que nos mueve el cuerpo – y  hablo para mí, sí, así como Leonardo Favio en su canción ¡Cómo es posible que el personal activo de Cali no se movilice para ayudar a la gente torturada en su principal puerto!
Es que lo que ocurre no es cualquier balacera de esas que se desatan en las comunas, mirá; allá están picando a la gente, cortan sus miembros uno a uno ¡estando vivos! ¡A machete!
Se me asoma al alma una pregunta ¿Ve, será que no les causa desazón porque son negros y la sangre no se destaca como en los cuerpos blancos, mirá?
Aquí les pego este link, a ver si lo leen ¿o tendré que convocar a   nuestros equipos de fútbol: #América y #DeportivoCali pa’ que se pongan mosca? 

http://www.eltiempo.com/opinion/columnistas/danielsamperpizano/el-infierno-de-buenaventura-daniel-samper-pizano-columnista-el-tiempo_13710259-4
@yastao



domingo, 23 de marzo de 2014

NO SÉ SI REÍR O LLORAR

NO SÉ SI REÍR O LLORAR
Me asomo a las ventanas que la gente de mi país abre en las redes, atisbo sin ninguna vergüenza, alegre porque ellos quieren mostrar lo que en su interior les preocupa, para que nos aprovechemos de sus lecturas, así ahorramos tiempo de buceo.
Ahora es posible la soledad con compañías que no alteran el ritmo que queramos imprimirle a la vida, es un período exquisito para los que leen, piensan y escriben.
Más, hay algunos personajes que descuellan, especialmente por la insistencia con la que publican una y otra vez el mismo contenido, como si quisieran vacunarnos contra algún mal que sólo* ellos perciben desde su infinita futilidad.
Mea culpa, en el párrafo anterior me atrevo a señalar para mal al que quiere insuflar lo que sea por su red, soslayando mi trivialidad, para creer que lo que escribo en este instante  (11.00 pm) es trascendental.
No, es mi ego tratando de escribir una página para así imaginar que aún soy una escritora, a pesar de las fatalidades que me han obligado a ser pragmática, tragando las lágrimas con el primer y último café del día.
Cada minuto que transcurre me acerca a la muerte, y ni aún así adquiero consciencia de que tengo que escribir para alguien en el futuro, para indicarle con paciencia y ternura ¡Que somos perecederos! Por tanto, hay que disfrutar plenamente cada segundo de esta encarnación, sin que nos afecten los sucesos del clima –casi siempre hablamos de ello-.
Cada día acarrea con él el trabajo de otros  solitarios de los cuales me nutro, me estoy convirtiendo en devoradora de ideas emanadas del sufrimiento y constancia de miles de personas que se esfuerzan por dejar rastro de su paso por la Tierra, y yo aquí, leyendo y juzgando como si fuera mi único destino.
Escribo esta confesión pública porque ya pasó hace decenios el tiempo en el que creía que arrodillándome ante un hombre para relatarle todos mis pormenores, a los que le daba la pátina de pecado para que él tuviera la oportunidad de absolverme con dos ramalazos de su mano derecha y unas palabras repetidas a millones de personas como yo: te absuelvo de todos tus pecados, en el nombre del padre, del hijo y del espíritu santo; reza un padrenuestro.
He cambiado de táctica para purgar mis pecados, escribo este blog en el que consigno semanalmente más o menos cuatrocientas palabras. La absolución llega lentamente, cada vez que alguien lo  comparte por compasión suprema.
*No le hago caso a la academia, así que seguiré poniéndole la tilde a sólo, me llené de valor leyendo el último libro de  mi compatriota William Ospina: ‘Pa´ que se acabe la vaina’.
@yastao


jueves, 13 de marzo de 2014

SECESIÓN FRUSTRADA, MÁS NO CONJURADA


No se puede negar que todos los cobijados con medida de aseguramiento y los condenados son cerebros superiores, debidamente alimentados con las mejores lecturas guiadas por los centros de estudio más avanzados y herméticos a escala planetaria. Y me atrevo a pensar que hasta los autodidactas, sometidos a ellos, son merecedores de títulos ad honorem.
Los miembros de las AUC se proponían instaurar un nuevo orden estatal para consolidar su mapa mental, geográfico y político de la República de Colombia. Nada nuevo, pues este ensayo lo hicieron los que ahora aclamamos como héroes de la independencia en los textos de Historia Patria.
Ahora sabemos que ya todo estaba debidamente organizado, con cronograma y organigrama, poseían suficiente capital, ejército y armas; contactos a todos los niveles en el primer mundo, pero, les falló aquello de la legitimización de sus actos, propiedades y anhelos; la maraña burocrática les fue absorbiendo, como siempre sucede en Colombia, y esa manigua solo anhela poder, con dólares situados en paraísos fiscales.
Los paramilitares pueden ser clasificados como sediciosos, facciosos, revolucionarios y conspiradores, pues han usado los mismos métodos de los colonizadores, precursores de todas las gestas de independencia de la Historia del viejo y nuevo mundo.
El verdadero temor que ahora tienen es el hecho de haber cometido crímenes de lesa humanidad, puesto que pueden llegar a ser juzgados por un tribunal internacional por el delito de genocidio. Su verdadero problema está en el método experimental utilizado, porque la tortura y el asesinato prevalecieron sobre otros posibles, todos se lanzaron al mar de las atrocidades. Olvidaron que el hombre debe aceptar algunas reglas morales que la humanidad ha instaurado como necesarias, y que están impresas en todo lo noble, respetuoso, bello y puro que hace a través del arte.
No creo que las manos alquiladas para asesinar y que están dominadas por el cerebro, alguna vez no hayan tratado de sacarle melódicas sonoridades a una guitarra o a un tambor, porque de cualquier instrumento se crea para trascender en el espíritu tratando de alcanzar las más altas esferas.
¿Bajo qué influencias actúa un asesino? Es posible que se sienta hijo del patrón que le ordena ejecutar a sus hermanos.
Hemos tenido que afrontar escabrosos procesos, difundidos por los medios como espectáculo, sin darle la debida connotación de delitos atroces, los periodistas se limitan a informar, sin imprimir en sus notas ningún comentario que le indique a la masa enferma de indiferencia y que está mascando su almuerzo mientras se entera con morbosidad de los detalles, de cómo, cuándo y dónde desmembraron a inermes compatriotas.
Ya efectuado este acto de deshago mental, que para ello escribo, le presento mis excusas por haberlo sacado de su perfecta trinchera: la regularidad cronométrica de sus actos diarios
@yastao







jueves, 6 de marzo de 2014

EL PERIODISMO EN ÉPOCA ELECTORAL

 “Esas inclinaciones serviles, arraigadas en el fondo mismo de la herencia étnica o social, son bien vistas en las mediocracias contemporáneas, que nivelan políticamente al servil y al digno”. José Ingenieros
Ante el hecho consuetudinario de periodistas profesionales que alquilan la sabiduría y la experiencia acumuladas en el esforzado ejercicio de su profesión al mejor postor durante las campañas políticas en cualquier lugar del mundo... como ciudadana que lee, escucha  y escribe; quise recoger desde este mar de espacio –tiempo –mental que nos separa, sus criterios –temporales- para someterlos a análisis; lo hice casi con devoción, porque como escritora independiente creo saber, o por lo menos presentir, qué ocurre en el intelecto cuando una idea ajena  orada el fuero interno para injertar el veneno de unas intenciones inconfesables.

Pregunta 1: ¿Cuál es el vínculo secreto que termina conectando el tema de un investigador con la propia realidad de su vida?
2. ¿Por qué extraña razón quien escribe sobre bandidos acaba, inexorablemente, entre bandidos?
3. ¿Cuál es la energía que con mecanismo extraño une ficción con realidad?

Respuesta l: Desde luego que el vínculo es secreto, porque el investigador no confesará, jamás, que él adolece de las falencias del ‘presunto’ investigado.

Respuesta 2: El periodista escritor no acaba por enredarse con los bandidos, él es un bandido camuflado en el aire de respetabilidad que le suministran las letras; y lo es porque sabe con absoluta certeza que ensalza a quien no lo merece, por unos miles de viles pesos que no le alcanzarán para cubrir sus gastos hasta las próximas elecciones.

Respuesta 3: Es como la fuerza colosal que se desata en los exorcismos, donde el oficiante hace y dice lo que quiera sin que el paciente pueda intervenir a conciencia
Como escribe casi exclusivamente sobre unas vivencias en las que no cree, muy adentro, en los entresijos de lo que llamamos conciencia, late su triste verdad, y el mantener en secreto sus verdaderas apetencias le facilita sentimientos de culpa en cuanto al colectivo, y se maneja ante la sociedad como ‘normal’, pero agresivo;  la energía se genera porque todo lo que escribe debe parecer real, y la realidad tiene una dinámica que domina lo imaginario, entonces, los polos activan la chispa creadora cargada de mentiras explosivas.

Medicina alternativa: Estudie, completo, el capítulo III de ‘El Hombre Mediocre’, especialmente el dedicado a ‘Los tránsfugas de la honestidad’.
@yastao

sábado, 1 de marzo de 2014

NO TE EQUIVOQUES DE BUS


Para terminar los estudios debía asistir a clases en mi antiguo colegio, en la ciudad blanca y dorada, me iba en bus, qué cambio, me gustó, miraba la gente que se subía y la analizaba despiadadamente desde la punta del zapato hasta el aura que emanaba, casi adivinaba lo que engulló deprisa en el desayuno, casi sabía que en su casa no había toallas limpias, que el jabón de baño lo encontraba con lupa, por la forma de poner los píes sabía si sentía vergüenza de sus zapatos torcidos y remontados, por la manera de mirar por la ventanilla sabía si era feliz o si era un desgraciado. 

Posteriormente me di cuenta que equivocarse de bus significa sumergirse en la locura, él por qué, aún no lo sé, pero intuyo que el desprevenido ser que está acostumbrado a mirar un mismo paisaje durante cuatro  veces diarias, seis días a la semana, puede pensar lo que quiera, tiene la certeza de que el paisaje lo llevará a sitio conocidamente seguro, así se duerma, cuando despierte sabrá exactamente dónde está.

Pero si se equivoca de bus la cosa tiene ribetes dramáticos, al comienzo nota que la gente  no es la misma de siempre, pero piensa que todos se levantaron tarde o algo así, se abstrae y cuando mira a su alrededor y busca el inconfundible paisaje, se siente perdido, casi desea dar gritos de terror, con gran esfuerzo se domina y le pregunta al que va al lado, este bus para dónde va, cuando le da la ruta es Troya, el ciudadano hace que paren el bus los más rápidamente posible y se baja en un punto flotante de luz y casas desconocidas, mira a lado y lado con terror creciente y empieza a desesperar porque llegará tarde por primera vez en cinco años.

Mientras tanto, sus zapatos se han ensuciado, el pelo está en desorden, no sabe cómo pero sus ropas empiezan a tener el aspecto sucio y desgreñado de un refugiado. El colmo de la desgracia es cuando comienza a llover a cántaros y no hay en donde guarecerse,  no pasan taxis, y si pasan están ocupados, o usted no tiene más que el valor del pasaje, pero en otro bus.

Cuando llegue a su casa tarde en la noche, sin almorzar, con el alma en vilo porque de pronto lo echen del trabajo, y encima nadie le cree que se equivocó de bus y por eso no fue a la oficina ni a almorzar, para rematar, le dicen que no le guardaron comida porque se imaginaron que siendo tan tarde ya debería haber comido por fuera. 

Entonces usted decide no volver a distraerse cuando se monte en un bus, así parezca un tonto, verificará siempre la ruta como si la vida le fuese en ello, y si alguien le pregunta en el bus que para donde va, mire directamente a los ojos de la víctima y dígale: “No se baje, termine la ruta y regrese donde  cogió ésta, es lo más seguro” ¿cierto?

EL BUS Y LOS ENAMORADOS

Ella se subía al bus en la mañana y todos pensaban  que el día valía la pena vivirlo sólo por ver tanta maravilla junta. Tenía una belleza de ángel, tanta, que nadie podía dejar de mirarla en todo el trayecto, al bajarse del bus, el chofer esperaba que la vieran por espacio de medio minuto aproximadamente.

Al regreso hasta el paradero del bus, todos los seres adquirían formas idénticas, como de lobos con el cuello larguísimo y los ojos desorbitados, la boca anhelante. No sé si era consciente de que a su paso todo se detenía, bueno, en ese tiempo creo que no, más adelante sí que lo sabía y lo aprovechaba.

Había un muchacho del barrio La Campiña  que corría a velocidades pasmosas para alcanzar el bus donde ella viajaba. Recuerdo un día que lo dejó, cuando llegamos a la antigua estación del tren él estaba esperando ahí, jamás sabré a qué velocidad se desplazó, sólo sé que ese día se estableció una marca imbatible en atletismo.     

Pobre Orlando, creo que así se llamaba, era bello pero tenía la desgracia de vivir en un barrio obrero y eso mi hermana jamás se lo perdonaría. Yo sí, le perdonaría  todo con tal de ver tanta belleza junta: piel morena como el cobre,  cabello suave y liso que le caía sobre los ojos negros más bellos que he visto, dientes perfectos, casi tanto como los de mi hermana, siempre vestía jeans desteñidos muy apretados, camisa  blanca remangada casi hasta el hombro, a mí particularmente me encantaba tal desparpajo.

Desde entonces me empezaron a gustar los muchachos que se enamoraban de ella, yo no era su enemiga, no podía competir contra tanta belleza, era yo el ángel de la guarda que la libraba de las maldades mundanas.

Vuelvo al bus, copa repleta de pensamientos. Cuando te desplazas en él arreglas los problemas de tu casa, de tu patria y de tu continente con un gesto de impunidad que te confiere  el ser pasajero que no puede ser interrumpido en sus observaciones minuciosas de las edificaciones grises, de las caras grises, de los carros negros, de las calles sucias, de los avisos comerciales tan idénticos siempre, que cuando surge alguno nuevo los lees casi con devoción.

Los locos no pueden montar en bus. Te explicaré por qué: casi siempre cogen el que no es y se pierden por un tiempo indeterminado en el espacio tiempo de otros seres. No entienden los avisos, los tonos de los vestidos de los pasajeros les confunden aún más. Así que al alterarse la rutina de los colores, su mente se pierde de la impunidad que le confiere la rutina y lo obliga a mirar el entorno con el desespero de un niño perdido entre la multitud. Aconsejo a las personas predispuestas a la locura que lean muy bien el destino del bus, así se evitarán entrar al laberinto, es posible que se pierdan por unos cinco mil años tratando de encontrar el camino a la fortaleza de su alma.


EL PSIQUIATRA INTERPRETA


Aquí observo con nitidez  que el poder ser parte  de la colectividad le marcó la capacidad de análisis, no dejando por ello de desvariar e inventar historias sobre todos los personajes que abordaban su vida.

Algunos de sus comentarios sobre este medio de transporte nos lleva a la certeza de que su espíritu divagaba  casi constantemente, es posible que sintiera algunos complejos de inferioridad, pero sintiéndose eterna ante sí misma, aprendió a manejar su ego desde adentro para más adentro, no dejando resquicio por el que alguien pudiera entrar.

@yastao