PARA EL NUEVO AÑO
Quisiera
obsequiar a todos los que amo un enorme mercado que les durara todo el año que
viene (por si acaso).
Además, bellos días iluminados como el de hoy, que
traigan vientos frescos, agua de lluvia sin excesos, cantos de aves en libertad
en este valle Edén que el Creador nos ha donado.
Noches atestadas de amor, fe, esperanza y caridad en
las que los niños puedan volver a jugar en la puerta de sus casas, cuidados por
sus padres, sin el terror que producen los jinetes del despojo y de la muerte.
Empleos para escoger, para que nuestros jóvenes
egresados de las universidades no tengan que promocionar minutos de celular en
las calles. Quisiera verlos como fuimos nosotros a su edad: confiados,
festivos, abastecidos, por tanto, solidarios.
Convoco a nuestro Señor Jesucristo, a que bendiga
todos nuestros actos cotidianos; al Espíritu Santo para que ilumine cada uno de
nuestros esfuerzos intelectuales; a María, la madre de Jesús para que interceda
por los hijos secuestrados.
Anhelo, con todas las fuerzas de mi alma, la
prosperidad para cada uno de los hogares en el planeta tierra, sin duda ello
erradicaría las guerras.
Suplico que Dios mire con ojos misericordiosos a las
mujeres, que las inspire y dirija para que cumplan con el sagrado deber de ser
las pilastras de la civilización y que no sean sometidas por el estómago, ni
por el desprecio, ni por el temor a ser juzgadas por las mismas mujeres cuando
decidan liberarse de las ataduras perversas.
Imploro el
perdón para los depredadores del tesoro nacional, con una condición: que
reintegren todos los bienes hurtados al colectivo; tal vez con el monto total
podamos cancelar la deuda externa.
Conspiraré a diario, asistida por los ángeles del
Señor, contra los fabricantes y distribuidores de armas; la meta será lograr un
cambio drástico y contundente de esta realidad plagada de asesinos y
sustituirlos por dignos campesinos ¡que viva el arado, que muera el misil!
Pido, para toda la humanidad: sabiduría con
modestia; templanza con vida; diligencia en el trabajo; salud con alimentos;
fortaleza y perseverancia; belleza en el sosiego; ternura con paz; bondad sin
ostentación; dignidad en los ropajes; amor a Dios; descanso en el anochecer;
instantes de iluminación; conocimiento con prudencia; la fuerza de la juventud
en la vejez.
Un abrazo fuerte, hoy y por siempre, para todos mis
amigos, y para los que no, también.