Cojan lápiz y papel, que hoy la
lectura es larga, pero dará sus frutos, estoy segura. No se olviden de que sus
conceptos están por encima de lo que les leo o digo, POR TANTO, A HACER MAPAS,
para que después escriban, que es lo importante.
Hay un hecho fundamental en la vida y
obra de Cervantes: el cautiverio. Este es el hecho primordial, el suceso que
causa una honda transformación en la vida y el pensamiento del autor, ahora
pregunto: ¿Y en la suya? ¿Qué proyecta?
Los cinco años de reclusión en las
mazmorras de Argel lo marcan para siempre como hombre que piensa escribir para
describir hasta dónde puede llegar la maldad de los
encarnados. La literatura lo libera, y nos libera, tengan la certeza de esto.
Cervantes convirtió el sufrimiento en
expresión artística, fue sincero para asumir cada paso, cada golpe, cada
ofensa, como material que guardó en la memoria para escribir y escribir; y no
se dejó amargar, sabía que su alma sobreviviría, por tanto, se dedicó a
legarnos con admirable humor e inmensa poesía, todos sus instantes encarcelados
durante cinco años continuos de 1575 a 1580; en ese tiempo tenían 25.000
cautivos cristianos en Argel encerrados en “el baño del rey”: corral de
esclavos, hay que aclarar que para esas fechas los reyes de España persiguieron
y expulsaron a los árabes, que perdieron hermosos
palacios y casas, almacenes, y todas sus tierras,
y que habían vivido entre ellos durante 800 años, que dejaron vestigios
imborrables en la lengua española; consultando un diccionario encontrarán gran
número de palabras que están marcadas así: Del ár.) Bueno, algunos pudieron
regresar a las tierras de sus ancestros, donde eran unos perfectos
desconocidos.
Miguel de Cervantes está catalogado
entre los rescatables, pero en su familia nadie tiene la suma que piden por él.
Así que sabe que estará cautivo de por vida, por ello intenta evadirse cuatro (4) veces, en la primera
tentativa realizada en 1576, busca llegar a pie a Orán, caminando 400
kilómetros, y esto está narrado
en El Quijote 1,40: Donde el cautivo cuenta su vida y sucesos. NOTA: Esta es
una de las historias intercaladas en las aventuras de El Quijote: “Buscó a un moro que
a él y a otros cristianos los llevase a Orán, por tierra, y los sacó de Argel;
y habiendo caminado unas jornadas el moro los desamparó; por lo cual les fue
necesario volverse para Argel al propio encerramiento que de antes estaba, y
desde entonces fue muy más maltratado que de antes de palos y cadenas”.
El cautivo compara a Argel con “unas
herrerías propias y naturales del demonio”, y los acusa de “ser natural
condición suya ser homicidas de todo el género humano”, pero… se le olvida
mencionar las máquinas de tortura de “La Santa Inquisición Española”.
Pregunto: ¿Debería Cervantes haber
sido imparcial? Ignoraría los acosos de la Inquisición? Existían los periódicos
en esos tiempos y lugares?
INTERVENGAN.
Por motivos que no se han podido
desentrañar, Cervantes no fue torturado, ni en esa, ni en las otras tentativas
de evasión, incluso, en su obra lo afirma refiriéndose a las crueldades de
Hasán Agá, rey de Argel, que “Sólo libró con él un soldado español llamado tal
de Savedra, el cual, con haber hecho cosas que quedarán en la memoria de
aquellas gentes por muchos años, y todas por alcanzar la libertad, jamás le dio
palo, ni se lo mandó dar”.
HAGAMOS CONJETURAS: ¿Por qué le trató
diferente a los demás cautivos? Con quién estuvo relacionado Cervantes en la
cárcel? Escribiría poemas por encargo para el rey?
Hay una cosa muy curiosa, en el
capítulo anterior a éste, Miguel de Cervantes aporta unos conceptos que me creo
en el deber de comentar con ustedes, escritores de cuerpo cautivo, lo titula:
“Que trata del curioso discurso que
hizo don Quijote de las armas y las letras”:
“Prosiguiendo don Quijote dijo:
-Pues comenzamos en el estudiante por la pobreza y sus partes, veamos si
es más rico el soldado. Y veremos que no hay más pobre en la misma pobreza,
porque está atenido a la miseria de su paga, que viene tarde o nunca, o a lo
que garbeare (estafare) por sus manos, con notable peligro para su vida y de su
conciencia. Y a veces suele ser su desnudez tanta, que un coleto acuchillado
(2): (Prenda interior ordinaria, lo de acuchillada está dicho irónicamente, por
roto) le sirve de gala y de camisa, y en la mitad del invierno se suele reparar
de las inclemencias del cielo, estando en la campaña rasa, con sólo el aliento
de su boca, que, como sale de lugar vacío, tengo por averiguado que debe de
salir frío, contra toda naturaleza. Pues esperad que espere la noche para
restaurarse de todas estas incomodidades en la cama que le aguarda, la cual, si
no es por su culpa, jamás pecará de estrecha; que bien puede medir en la tierra
los pies que quisiere, y revolverse en ella a su sabor, sin temor que se le
encojan las sábanas. Lléguese, pues, a todo esto, el día de batalla; que allí
le pondrán la borla en la cabeza, hecha hilachas, para curarle algún balazo,
que quizá le habrá pasado las sienes, o le dejará estropeado de brazo o pierna.
Y cuando esto no suceda, sino que el cielo sea piadoso le guarde y conserve
sano y vivo, podrá ser que se quede en la mesma pobreza que antes estaba, y que
sea menester que suceda uno y otro rencuentro, una y otra batalla, y que de todas
salga vencedor, para medrar (mejorar) en algo; pero estos milagros vense pocas
veces. Pero decidme, señores, si habéis mirado en ello: ¿cuán menos son los
premiados por la guerra que los que han perecido en ella? Sin duda, habéis
de responder, que no tienen comparación,
ni se pueden reducir a cuenta de los muertos, y que se podrán contar los
premiados vivos con tres letras de guarismo (3) (Sin llegar al millar). Todo
esto es al revés de los letrados; porque de faldas, que no quiero decir de
mangas, (4) (las mangas eran gangas o regalos poco confesables; las faldas,
honorarios legales) todos tienen en qué entretenerse; así que, aunque es mayor
el trabajo del soldado, es mucho menor el premio. Pero a esto se puede
responder que es más fácil premiar a dos mil letrados que a treinta mil
soldados, porque a aquellos se premian con darles oficios que por fuerza se han
de dar a los de su profesión, y a éstos no se pueden premiar sino con la mesma
hacienda del señor a quien sirven; y esta imposibilidad fortifica más la razón
que tengo.
Consignen este nombre en la memoria:
FRAY JUAN GIL, a él se debe que la humanidad tenga el invaluable legado de DON
QUIJOTE DE LA MANCHA.
El rescate de Don Miguel de
Cervantes.- La familia del
escritor logra reunir la suma de 300 ducados, doña Leonor de Cortinas, su
madre, hace entrega del dinero a Fray Juan Gil, procurador de la Orden de la
Santísima Trinidad, que trabaja a favor del rescate de cautivos, más o menos
como una ONG de este tiempo, porque lo logra con dineros privados y públicos.
Fray Juan Gil intenta rescatar a
varios españoles principales, cautivos del rey de Argel, durante los meses de
agosto y septiembre de 1580, trata de negociar el rescate de los cautivos. el 19
de septiembre Hasán se apresta a zarpar para Constantinopla con cuatro navíos
llenos de esclavos y renegados, y siete más de la flota otomana. En una de las
galeras, amarrado al banco, encadenado, va Miguel de Cervantes.
Fray Juan Gil decide utilizar dineros
destinados a otros cautivos que no han aparecido, y ofrece 500 escudos por don
Miguel a Hasán, que acepta con la condición de que los escudos sean en oro de
España; el sacerdote corre donde los prestamistas moros para conseguir la suma
exigida, regresando apenas a tiempo para liberar a Cervantes.
El acta de rescate dice así:
“En la ciudad de Argel, a diecinueve
días del mes de septiembre de 1580, el muy reverendo Fray Juan Gil, redentor
susodicho, rescató a Miguel de Cervantes, natural de Alcalá de Henares, de edad
de 31 años (iba a cumplir 33), hijo de Rodrigo de Cervantes y de doña Leonor de
Cortinas, vecino de la villa de Madrid, mediano de cuerpo, bien barbado,
estropeado del el brazo y la mano izquierda. Costó su rescate quinientos
escudos de oro/en oro de España. No lo quería dar su patrón, si no le daban
escudos de oro/ en oros de España, porque si no, le llevaba a Constantinopla
con el”.
Este documento reposa en el Archivo
Histórico Nacional de España, Libro de la Redención, folios 157 y 158.
El valor del rescate, calculado en
dólares, en moneda de 1990, ascendería, aproximadamente, a la suma de 19.000
dólares.
Poco después, el 10 de octubre de
1580, Miguel de Cervantes presenta ante Fray Juan Gil, representante del rey de
España en Argel, un pedimento en que solicita se
haga una información de testigos para presentarla, si fuera necesario, ante el
Consejo Real de su majestad. En este documento,
conocido hoy como ‘La Información de
Argel’ Cervantes redacta 25 preguntas, que son contestadas por 14 testigos.
Más allá de limpiar su nombre (ya lo
vimos en otra clase) de las calumnias lanzadas por Blanco de Paz, descrito por los
testigos como “un hombre irascible (iracundo), que detesta a Cervantes.
Este pedimento lo hace Cervantes para
poder seguir viviendo y escribiendo con dignidad, es un acto de TESTIMONIO
Según el psicoanalista Dori Laub, que
ha dedicado su vida al estudio del HOLOCAUSTO, los sobrevivientes de una
experiencia traumática, no sólo necesitan sobrevivir para contar sus historias,
también necesitan contar sus historias para sobrevivir.
¿TIENEN ALGO QUE ESCRIBIR?
@yastao