sábado, 25 de enero de 2014

El pensamiento único y la policía de la opinión




Los artistas prehistóricos – con pocas excepciones – recurrían a los mismos motivos y símbolos, como se puede observar en las pinturas de cuevas y rocas, diseminadas por todo el globo terráqueo: círculo, rueda (con rayos), sol, círculos concéntricos, rectángulo inscrito en un círculo, variedades de cruces y estrellas. Como si en lugares muy apartados los artistas procedieran de la misma escuela.

En su libro Kul Symbol Schrif, Oswald O. Tobisch ha demostrado, valiéndose de cuadros, que los dibujos en las rocas de África, Europa, Asia, América están enlazados entre sí. Al final de su estudio comparativo, Tobisch plantea, asombrado, la pregunta:

¿Hubo en alguna época un concepto único de Dios en una casi incomprensible ‘internacionalidad’, y estuvo acaso toda la humanidad de aquellos tiempos bajo la influencia del Creador en materia y espíritu? En la Torre de Babel nació la diferencia idiomática, mas ahora podemos entender, por Translator, lo que se escribe en cualquier lengua. Internet es el imbatible –hasta hoy- oráculo del planeta y domina al mundo entero, pues puede controlar la información, las conmociones políticas, científicas y tecnológicas, la vida cotidiana, etcétera.

Ha logrado ahora lo que antaño ese ser superior organizó: la mundialización del intercambio de signos. Con ellos se accede al mundo de las finanzas, que reúne cuatro cualidades: es inmaterial, es inmediato, permanente y planetario. Atributos, por así decirlo, divinos, y dan nacimiento a un nuevo culto, una nueva religión: la del mercado de valores.

Se intercambian instantáneamente, día y noche, datos de un extremo a otro de la tierra.
Y los nuevos caciques (o monjes) dueños del conocimiento, y que son millares de súper diplomados, pasan sus días colgados al teléfono y mirando una pantalla. Son los expertos de la nueva ideología dominante: el pensamiento único, autorizado por una invisible y omnipresente policía de la opinión.

Mediante su financiación ‘afilian’, al servicio de sus ideas y propósitos, en todo el planeta, a muchos centros de investigación, universidades y fundaciones que a su vez, afinan y propagan la buena nueva. En casi todo el planeta, facultades de ciencias, economistas, ensayistas, y también políticos; examinan los principales mandamientos de estas Tablas de la Nueva Ley, y, usando como repetidores los medios de comunicación de masas, los reiteran hasta la saciedad, sabiendo que en nuestra sociedad mediática, repetición vale por demostración.

La Academia Internacional de Investigación del Sánscrito, de Mysore, India, tuvo el acierto de traducir vocablos tradicionales contenidos en un texto en sánscrito, de Maharshi Bharadwaja, un vidente de la antigüedad, a términos de nuestra cultura occidental contemporánea. El resultado fue sorprendente: las leyendas primitivas se transformaron en perfectos informes técnicos.

Nos correspondería investigar qué escriben, sin saberlo cabalmente, nuestros aborígenes, al reproducir en sus artesanías admirables figuras geométricas repetidas de generación en generación.
@yastao

jueves, 16 de enero de 2014

El Ingenioso Hidalgo Don Quijote De La Mancha cumple 409 años

Miguel de Cervantes Saavedra fue soldado, presidiario, estudiante, recaudador de impuestos, no realizó estudios superiores, fue acusado de rebeldía y el 15 de septiembre de 1569 se hizo público un mandamiento judicial que contenía lo siguiente: “Sepades (sépase) que por los alcaldes de nuestra casa y corte se ha procedido y procedió en rebeldía contra un Miguel de Cervantes, ausente, sobre razón de haber dado ciertas heridas en esta corte a Antonio de Sigura, andante en esta corte, sobre lo cual el dicho Miguel de Cervantes por lo dicho por nuestros alcaldes fue condenado a que, con vergüenza pública, le fuese cortada la mano derecha, y en destierro de nuestros reinos por tiempo de diez años , y en otras penas contenidas en la dicha sentencia”.

Vean ustedes lo extraño de la vida y sus dictámenes: según consta en documentos, nuestro escritor estaba radicado en Roma (Italia) para el 22 de diciembre de 1569, es decir, que voluntariamente se expatrió; y desde allá solicitó que en Madrid (España) se le hiciera una “limpieza de sangre”, y en efecto se practicó la diligencia. En agosto de 1571, Miguel de Cervantes  fue soldado en la compañía de Diego de Urbina y se embarcó en las galeras mandadas por el Marqués de Santa Cruz que se dirigieron a Mesina, donde se reunieron las escuadras españolas, estaba compuesta por 280 galeras venecianas y pontificias, (recuerden que la Iglesia Católica Romana era una potencia e intervenía en la vida de los hombres, bajo brazos armados: las Cruzadas), bueno, formaron La Gran Armada, que a las órdenes de don Juan de Austria, venció a los turcos, que llegaron con 300 galeras en Lepanto el 7 de octubre de 1571 (es un golfo, para que sepan ustedes la importancia geopolítica de ellos, mencionen algún golfo ubicado en Colombia, pídanle al profesor de geografía que les ubique en un mapa el mencionado sitio). Ganaron esa batalla, pero los turcos se recuperaron… la historia es fantástica, tendríamos que estudiarla para situar nuestras futuras obras literarias en tiempos pasados, así se reeditan, es conveniente saber de ella, porque es que… la repiten.

¡Cómo no iba a escribir Miguel, si habitó el planeta a plenitud, y vio reunidas 580 embarcaciones repletas de hombres que remaban y peleaban con el peso de las armaduras ¿cuánto pesarían?
 Volvemos sobre el destino marcado que tnemos: a Miguel de Cervantes se le conoce como el Manco de Lepanto, quedó lisiado  (explicar los sinónimos)  de la mano izquierda en la batalla, y además recibió una herida en el pecho, de un arcabuzazo. (Buscar en el diccionario: arcabuz) ya en ese tiempo existían las armas de fuego. Su destino era ver la vida, leerla, y describirla con una sola mano.

Cervantes fue un genio, es un genio y está vivo, porque tomó de la vida absolutamente todo lo que le ofrecía, coleccionó datos de otros autores y los archivó para ordenar la historia  a su manera, desde Don Quijote de la Mancha.

Cómo sería de travieso, que se nos introduce él mismo en las páginas de la novela, apesadumbrado por no poder saber más de Don Quijote, y nos narra un hallazgo, en Toledo, de una obra en árabe llamada: “Historia de Don Quijote de la Mancha”, escrita por Cide Hamete Benengeli, historiador arábigo…
Leamos, tomado del Capítulo IX, (página 167 de RBA Editores S.A., Barcelona, 1994):
 “Estando yo un día en el Alcaná… (8) hay una llamada, así que nos tendremos que remitir, porque en esas llamadas está explicada la historia, la geografía, los giros del idioma, etcétera; además, para que se vayan alistando, es una de las formas de leer El Quijote, desde sus llamadas (mostrar dónde se consiguen, siempre están en letras más pequeñas):

8. El Alcaná, calle de Toledo con muchas tiendas de mercaderes.
 “…llegó un muchacho a vender unos cartapacios y papeles viejos a un sendero; y como yo soy aficionado a leer, aunque sean papeles rotos de las calles, llevando desta mi natural inclinación, tomé un cartapacio de los que el muchacho vendía, y vile con caracteres que conocí ser arábigos  Y puesto que aunque los conocía no los sabía leer, anduve mirando si aparecía por allí algún morisco aljamiado (llamada 9 : que sabe castellano) que los leyese, y no fue muy dificultoso hallar intérprete semejante, pues aunque le buscara de otra y mejor más antigua lengua, le hallara (10: es decir: también le hubiera sido fácil encontrar a algún judío en Alcaná). En fin, la suerte me deparó uno, que, diciéndole mi deseo, y poniéndole el libro en las manos, le abrió por medio, y leyendo un poco en él, comenzó a reír.
         Preguntéle  yo que de qué se reía, y respondióme que de una cosa que tenía aquel libro escrita en el margen por anotación. Díjele que me la dijese, y él, sin frenar la risa, dijo:
-         Está, como he dicho, aquí en el margen escrito esto: “Esta Dulcinea del Toboso, tantas veces en la historia referida, dicen que tuvo la mejor mano para salar puercos que otra mujer de toda la Mancha”.

lunes, 13 de enero de 2014

En tiempos cercanos a elecciones conozcamos el TAO*


Por Silvia Betancourt Alliegro


Me propongo introducir parte del pensamiento transportado desde la sencillez del Tao, quizás porque mi alma ciudadana ha encontrado algo de descanso en él. Y además, me ha brindado claridad sosegada con respecto al espacio temporal en que habito. Hay que empezar por lo que decreta nuestras venturas y desgracias: la política:
“Gobernar un gran Estado, es como freír pececillos: con suavidad.
.Si el sabio y los hombres no se dañan mutuamente,
la virtud los reúne a ambos y crecerá el reino”.
Estas frases están que ni mandadas a confeccionar para todos los santos y lobos de cepa colombiana, que están haciendo esfuerzos mentales y lingüísticos (reeditados) para anestesiar a las masas que son adictas a ser conducidas por frases grandilocuentes y contundentes -usadas cual armas- especialmente en tiempos cercanos a elecciones.

Sería bueno que se sumergieran en los humildes consejos milenarios:
“Los antiguos sabios y maestros
eran sutiles, agudos y profundos.
Prudentes, como quien cruza un río en invierno.
Cautos, como quien teme a todos en su derredor.
Reservados, como invitados en casa ajena.
Indiferentes, como el hielo que se derrite.
Sencillos, como un tronco de madera.
Abiertos, como un valle”.

Y nos narra lentamente, con extrema dulzura, las consecuencias de los malos gobiernos, que según mis evocaciones, han sido todos:
“En la antigüedad, los mejores gobernantes
pasaban inadvertidos por el pueblo.
A estos les sucedieron otros menos grandes,
que fueron adulados y respetados.
Luego vinieron los que eran temidos.
Y finalmente la peor clase, los que son despreciados”.


Y para que no nos quepan dudas, dice, en la ‘Degradación de la Virtud Suprema’:
“Con la inteligencia y la erudición
prevalecen las grandes hipocresías.
Cuando no existe la armonía natural
desaparecen el amor y la piedad.
Cuando el reino está en discordia
y hay revueltas
no hay lugar para los ministros leales”.

Creo que El Creador no se equivocó cuando prohibió probar del Fruto del árbol de la ciencia a sus creaturas, y el Tao me corrobora en ello:
“Suprime la sabiduría y el conocimiento,
y el pueblo se verá beneficiado.
Suprime el deber y la moral,
y el pueblo volverá a la piedad y el amor.
Suprime la habilidad y la ambición,
y dejará de haber bandidos y ladrones”.

Y desde la “Vida Simple”, nos da pautas para la liberación:
“Por esto, enseña lo sencillo,
abraza lo auténtico,
disminuye el egoísmo,
abandona lo erudito,
reduce los deseos,
y no habrá ansiedades”.

*TAO: su origen ¡también! proviene de una leyenda que establece la existencia de tres fuerzas: una positiva, otra negativa, y una tercera conciliadora, se conocen como el Yin, el Yang: conceptos capitales de la filosofía china. Son dos principios opuestos y complementarios a un tiempo, que constituyen el fundamento de todas las cosas y se manifiestan en todos los casos de contrariedad mundana (mujer-hombre, bien-mal, alto,-bajo, etc.);  y el Tao,  es la fuerza superior que las contiene.
@yastao


martes, 7 de enero de 2014

LA PUBLICIDAD ES PODERÍO


Los estudiantes de Publicidad dicen que desde el primer semestre le venden su alma al diablo.
Los jefes de los partidos políticos deberían revisar sus idearios antes de las elecciones que están tocando a la puerta, proyectando las intenciones programadas hacia un desenlace armónico y justo para todos los compatriotas.
Pongamos ejemplos para facilitar análisis y resultados: desde que soy ciudadana reflexiva he observado que han manipulado a los electores con un eslogan de pocas palabras, pobre contenido, rebuscado y melifluo, pero que tiene ritmo y rima, que es lo que manosea los instintos del gregario, estrategia invencible desde que se inventó el cartel publicitario,  que es usado y abusado, tanto, que del cartel promocional de Hitler, en Colombia, pasados varios lustros, calcaron el de Gaitán y de este el de Galán y de ahí el de Uribe, estamos atrapados por un publicista que cada cuatro años cambia el vestuario y el rostro del ‘cliente’ y pasa la factura.
Utilizando los parámetros de fenecidos ególatras que no menciono para no herir susceptibilidades poderosas, erigen, para que los veamos como inmensos humanos, a hombres ambiciosos y de pobre talante, en una pose ideada por fascistas y escriben frases de tres a ocho palabras: ‘’La patria por encima de los partidos”; “No soy un hombre, soy un pueblo”; “Sí se puede”; “Bienvenidos al futuro”; “Mano fuerte y corazón grande”; más otras que tal vez usted recordará, imagino.
Todos tenemos derecho al progreso espiritual, y podemos ejercer la creatividad con expresiones que atenúen el ego de la primitiva estructura mental, por medio de la música, el color y la forma, sin que nos importe quién califica ni cómo; lo que es imperdonable es que los ‘creativos’ alquilen sus talentos sincronizándose –por dinero- con gente perversa.
La energía popular es de grandes magnitudes, puede generar miles de kilovatios al aplaudir, cantar, aclamar, más cuando brama es temible porque se vuelve incontrolable, no hay transformador que la pueda intervenir, no hay manera de romper con circuitos de dependencia artificial, y la inmersión de un individuo en ellos define el comportamiento neurótico, adictivo; y si es por parte de la masa, a la fuerza definirá y paralizará los prototipos. En Colombia se vivió cuando el pueblo derrocó al general Rojas Pinilla, abuelo de los Moreno Rojas, en otros países suramericanos era la manera usual de deponer los ‘transformadores’.
Actualmente no hay un culto religioso tan poderoso como antaño capaz de canalizar la ira social, aún cuando el Estado mantiene vigente el Concordato que le da el derecho de participar en la ‘lidia’ de los problemas de orden público.
Usemos la fuerza intelectual que Twitter nos facilita para que los viejos caciques se confiesen culpables de sus crímenes de lesa humanidad, y sean juzgados y condenados, para que sus vástagos entronizados como dirigentes de los partidos tradicionales o nuevos, dejen de mostrarnos sus rostros triunfantes, sus ojos desafiantes de sucesores del trono.
 Mueve a lástima ver a hombres curtidos en las lides de la vida burócrata, acostumbrados a vivir del erario, buscando la caridad de una sonrisa de esos recién germinados, haciendo fila para estrechar sus manos, humillándose como perros, para tener la esperanza de que les tirarán algún hueso para roer mientras rumian su resentimiento.

@yastao

sábado, 4 de enero de 2014

Para quitarnos el sombrero: ALBERT CAMUS

Enlace: ALBERT CAMUS: DISCURSO DE ACEPTACIÓN DEL PREMIO NOBEL DE LITERATURA, AÑO 1957 

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Estocolmo, 10 de diciembre de 1957

Al recibir la distinción con que ha querido honrarme su libre Academia, mi gratitud es más profunda  cuando evalúo   hasta qué punto esa recompensa sobrepasa  mis méritos personales.  Todo hombre, y con mayor razón todo artista, desea que se reconozca lo que es o quiere ser. Yo también lo deseo. Pero al conocer su decisión me fue imposible no comparar su resonancia con lo que realmente soy. ¿Cómo un hombre, casi joven todavía, rico sólo por sus dudas, con una obra apenas desarrollada, habituado a vivir en la soledad del trabajo o en el retiro de la amistad, podría recibir, sin una especie de pánico, un galardón que le coloca de pronto, y solo, a plena luz? ¿Con qué ánimo podía recibir ese honor al tiempo que, en tantos sitios, otros escritores, algunos de los más grandes, están reducidos al silencio y cuando, al mismo tiempo, su tierra natal conoce una desdicha incesante?

He sentido esa inquietud, y ese malestar. Para recobrar mi paz interior me ha sido necesario ponerme de acuerdo con un destino demasiado generoso. Y como era imposible igualarme a él con el único apoyo de mis méritos, no he hallado nada mejor, para ayudarme, que lo que me ha sostenido a lo largo de mi vida y en las circunstancias más opuestas: la idea que me he forjado de mi arte y de la misión del escritor. Permitanme,  aunque sólo sea en prueba de reconocimiento y amistad, que les diga, lo más sencillamente posible, cuál es esa idea.

Personalmente, no puedo vivir sin mi arte. Pero jamás he puesto ese arte por encima de cualquier cosa. Por el contrario, si me es necesario es porque no me separa de nadie, y me permite vivir, tal como soy, a la par de todos. A mi ver, el arte no es una diversión solitaria. Es un medio de emocionar al mayor número de hombres, ofreciéndoles una imagen privilegiada de dolores y alegrías comunes. Obliga, pues, al artista a no aislarse; le somete a la verdad, a la más humilde y más universal. Y aquellos que muchas veces han elegido su destino de artistas porque se sentían distintos, aprenden pronto que no podrán nutrir su arte ni su diferencia más que confesando su semejanza con todos.

El artista se forja en ese perpetuo ir y venir de sí mismo hacia los demás, equidistante entre la belleza, sin la cual no puede vivir, y la comunidad, de la cual no puede desprenderse. Por eso, los verdadero artistas no desdeñan nada; se obligan a comprender en vez de juzgar. Y si han de tomar partido en este mundo, sólo puede ser por una sociedad en la que, según la gran frase de Nietzsche, no ha de reinar el juez sino el creador, sea trabajador o intelectual.

Por lo mismo el papel de escritor es inseparable de difíciles deberes. Por definición no puede ponerse al servicio de quienes hacen la historia, sino al servicio de quienes la sufren. Si no lo hiciera, quedaría solo, privado hasta de su arte. Todos los ejércitos de la tiranía, con sus millones de hombres, no le arrancarán de la soledad, aunque consienta en acomodarse a su paso y, sobre todo, si en ello consiente. Pero el silencio de un prisionero desconocido, abandonado a las humillaciones,  en el otro extremo del mundo,  basta para sacar al escritor de su soledad,  por lo menos, cada vez que logre, entre los privilegios de su libertad, no olvidar ese silencio, y trate de recogerlo y reemplazarlo, para hacerlo valer mediante todos los recursos del arte.

Nadie es lo bastante grande para semejante vocación. Sin embargo,  en todas las circunstancias de su vida, obscuro o provisionalmente célebre, aherrojado por la tiranía o libre para poder expresarse, el escritor puede encontrar el sentimiento de una comunidad viva, que le justificará sólo a condición de que acepte, tanto como pueda, las dos tareas que constituyen la grandeza de su oficio: el servicio a la verdad, y el servicio a la libertad. Y puesto que su vocación consiste en reunir al mayor número posible de hombres, no puede acomodarse a la mentira ni a la servidumbre porque, donde reinan,  crece el aislamiento. Cualesquiera que sean nuestras flaquezas personales, la nobleza de nuestro oficio arraigará siempre en dos imperativos difíciles de mantener: la negativa a mentir respecto de lo que se sabe y la resistencia ante la opresión.

Durante más de veinte años de historia demencial, perdido sin remedio, como todos los hombres de mi edad, en las convulsiones del tiempo, sólo me ha sostenido el sentimiento hondo de que escribir es hoy un honor, porque ese acto obliga, y obliga a algo más que a escribir. Me obligaba, especialmente, tal como yo era y con arreglo a mis fuerzas, a compartir, con todos los que vivían mi misma historia, la desventura y la esperanza. Esos hombres nacidos al comienzo de la primera guerra mundial, que tenían veinte años  en la época de instaurarse, a la vez, el poder hitleriano y los primeros procesos revolucionarios, Y que para completar su educación se vieron enfrentados a la guerra de España, a la segunda guerra mundial,  al universo de los campos de concentración, a la Europa de la tortura y de las prisiones, se ven hoy obligados a orientar a sus hijos y a sus obras en un mundo amenazado de destrucción nuclear. Supongo que nadie pretenderá pedirles que sean optimistas. Hasta llego a pensar que debemos ser comprensivos, sin dejar de luchar contra ellos, con el error de los que, por un exceso de desesperación han reivindicado el derecho al deshonor y se han lanzado a los nihilismos de la época. Pero sucede que la mayoría de entre nosotros, en mi país y en el mundo entero, han rechazado el nihilismo y se consagran a la conquista de una legitimidad.

Les ha sido preciso forjarse un arte de vivir para tiempos catastróficos, a fin de nacer una segunda vez y luchar luego, a cara descubierta, contra el instinto de muerte que se agita en nuestra historia.

Indudablemente, cada generación se cree destinada a rehacer el mundo. La mía sábe, sin embargo, que no podrá hacerlo. Pero su tarea es quizás mayor. Consiste en impedir que el mundo se deshaga. Heredera de una historia corrompida —en la que se mezclan las revoluciones fracasadas, las técnicas enloquecidas, los dioses muertos, y las ideologías extenuadas; en la que poderes mediocres, que pueden hoy destruirlo todo, no saben convencer; en la que la inteligencia se humilla hasta ponerse al servicio del odio y de la opresión—, esa generación ha debido, en si misma y a su alrededor, restaurar, partiendo de amargas inquietudes, un poco de lo que constituye la dignidad de vivir y de morir. Ante un mundo amenazado de desintegración, en el que se corre el riesgo de que nuestros grandes inquisidores   establecezcan para siempre el imperio de la muerte, sabe que debería, en una especie de carrera loca contra el tiempo, restaurar entre las naciones una paz que no sea la de la servidumbre, reconciliar de nuevo el trabajo y la cultura, y reconstruir con todos los hombres una nueva Arca de la Alianza.

No es seguro que esta generación pueda al fin cumplir esa labor inmensa, pero lo cierto es que, por doquier en el mundo, tiene ya hecha, y la mantiene, su doble apuesta en favor de la verdad y de la libertad y que, llegado el momento, sabe morir sin odio por ella. Es esta generación la que debe ser saludada y alentada dondequiera que se halle y, sobre todo, donde se sacrifica. En ella, seguro de vuestra profunda aprobación, quisiera yo declinar hoy el honor que acabais de hacerme.

Al mismo tiempo, después de expresar la nobleza del oficio de escribir, querría yo situar al escritor en su verdadero lugar, sin otros títulos que los que comparte con sus compañeros, de lucha, vulnerable pero tenaz, injusto pero apasionado de justicia, realizando su obra sin vergüenza ni orgullo, a la vista de todos; atento siempre al dolor y a la belleza; consagrado en fin, a sacar de su ser complejo las creaciones que intenta levantar, obstinadamente, entre el movimiento destructor de la historia.

¿Quién, después de eso, podrá esperar que él presente soluciones ya hechas, y bellas lecciones de moral? La verdad es misteriosa, huidiza, y siempre hay que tratar de conquistarla. La libertad es peligrosa, tan dura de vivir, como exaltante. Debemos avanzar hacia esos dos fines, penosa pero resueltamente, descontando por anticipado nuestros desfallecimientos a lo largo de tan dilatado camino. ¿Qué escritor osaría, en conciencia, proclamarse orgulloso apóstol de virtud? En cuanto a mi, necesito decir una vez más que no soy nada de eso. Jamás he podido renunciar a la luz, a la dicha de ser, a la vida libre en que he crecido. Pero aunque esa nostalgia explique muchos de mis errores y de mis faltas, indudablemente ella me ha ayudado a comprender mejor mi oficio y también a mantenerme, decididamente, al lado de todos esos hombres silenciosos, que no soportan en el mundo la vida que les toca vivir más que por el recuerdo de breves y libres momentos de felicidad, y por la esperanza de volverlos a vivir.

Reducido así a lo que realmente soy, a mis verdaderos limites, a mis dudas y también a mi difícil fe,  me siento más libre para destacar, al concluir, la magnitud y generosidad de la distinción que acabais de hacerme. Más libre también para decir que quisiera recibirla como homenaje rendido a todos los que, participando el mismo combate, no han recibido privilegio alguno y sí, en cambio, han conocido desgracias y persecuciones. Sólo me  falta dar las gracias, desde el fondo de mi corazón, y hacer públicamente, en señal personal  de gratitud, la misma y vieja promesa de fidelidad que cada verdadero artista se hace a si mismo, silenciosamente, todos los días.

miércoles, 1 de enero de 2014

SOSPECHAS CONFIRMADAS: Todo lo que transcurre en el ahora es producto del sueño.


Advertencia: Si le da pereza pensar, por favor, no lea este Ensayo.

Desde hace tiempo me rondaba una inquietud, que por delirante siempre soslayaba, alejándola de mis pensamientos y conversaciones. Hoy es una certeza: Colombia vive la etapa del oscurantismo, porque nunca ha salido de la barbarie, así nos relacionemos con el resto del mundo en términos comerciales; y esa no es ninguna gracia, porque el comercio ha sobrevivido a todo asalto en cualquier época y espacio, es más, es la columna vertebral de todas las civilizaciones.
No somos iguales a los humanos que nacen cobijados por otras Constituciones, así hayamos calcado prácticamente la nuestra de alguna europea, y la gran diferencia consiste en que esos otros ciudadanos conocen a la letra sus leyes  ¡y no duermen!

Cuando se duerme, nos dejó escrito Gurdjieff, el hombre queda sumido en sus visiones, y poco importa si conserva o no sus recuerdos¸ aún en el caso de que algunas impresiones circundantes le lleguen, tales como sonidos, calor, frío, y esas sensaciones de su  propio cuerpo le provoquen imágenes fantásticas.
Después, el hombre se despierta; la primera impresión es que está en un estado de conciencia totalmente distinto, puede moverse, hablar con otras personas, hacer proyectos, ver los peligros, etcétera.
Parece razonable pensar que se encuentra en una situación mejor que cuando estaba dormido. Pero si le damos una mirada a su mundo interior, a sus pensamientos, a las causas de sus acciones, percibiremos que se halla en el mismo estado que cuando dormía: si le damos una mirada a su mundo interior, a sus pensamientos, a las causas de sus acciones, percibiremos que se halla en el mismo estado que cuando dormía. Incluso peor, puesto que en el sueño permanece pasivo, lo que equivale a que no puede hacer nada.
Por el contrario, en el estado de vigilia puede actuar continuamente, y el resultado de sus acciones repercute sobre él y sobre los que lo rodean. Sin embargo, no se acuerda de sí mismo, es una máquina, todo le viene de fuera; no puede detener la corriente de sus ideas, no puede dominar su imaginación, sus emociones ni su atención, vive en el mundo subjetivo del yo amo, esto me gusta, deseo, no deseo; no ve el mundo real, vive en el sueño, duerme, y ese sueño es más peligroso que el de la noche en su lecho.
Consideremos lo cotidiano: la guerra, en este o cualquier otro momento de la historia siempre hay guerra ¿qué significa esto según lo descrito anteriormente? Significa que muchos miles de durmientes se esfuerzan en destruir a otros miles de durmientes; cosa que no harían si despertaran. Todo lo que transcurre en el ahora es producto del sueño.

No hay nada nuevo en esta idea, desde la creación del mundo tridimensional se ha dicho a los hombres, a través de las religiones, que deben despertar.
Cuántas veces, por ejemplo, leemos en los Evangelios: despertaos, velad, no durmáis. Los discípulos de Jesús dormían en el huerto de Getsemaní mientras él oraba… ¿comprendemos o lo tomamos como una metáfora? No vemos que hay que tomar la orden al pie de la letra: no durmáis. Tendremos que permanecer despiertos, al menos intentarlo.
Todo lo que leemos o escuchamos nos ‘entra’ durmiendo, especialmente las noticias.
@yastao