lunes, 20 de mayo de 2013

PROTESTA ANTE EL TIEMPO

DIOS: Y si por aquellos errores emanados de la cotidianidad, me permito retroceder ¡no lo permitas! de esos errores viene la fatalidad que llamamos destino. Y desde la alta montaña que acaricia estrellas, nubes o águilas, recógeme, transpórtame hasta donde el cuerpo no duela, donde la mente no alucine, donde el hermano humano no trate de someterme por medio de la tortura. Y si crees que es mejor mecerme entre los cantos rodados de un río subterráneo ¡arrástrame! Me bastaría con mirar un mínimo rayo de sol en las mañanas y uno o dos luceros en las noches. Pero si decides que merezco la cordillera y la mar, retrocédeme al tiempo de los ancestros, no importa de qué océano, y déjame soñar con él, el que sea pero que sea tierno y fuerte, en ese órden exacto de las cosas y de los seres. Firmo, para que me reconozcas: Silvia Betancourt Alliegro

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