lunes, 20 de mayo de 2013

TERAPIA

No podemos imponer a nuestros descendientes la mirada de los sueños y de las cosas. Ellos son seres para el tiempo que les correspondió, nosotros, al amparo de los sueños seguiremos un sendero extraño, plagado de criminales reales y en potencia, son demonios que cabalgan con sus mentes desdobladas químicamente; ansiando zapatos, perfumes, mobiliario, la fama inclemente y poco elegante; el sexo motivado externamente ¡un funeral con altura! Mientras tanto, los poetas de este tiempo compartido, y del anterior gris y rosa, navegan en barcos de palabras, ahora configuradas a la perfección por los asistentes anónimos de Internet. El monólogo es terapeuta y no cobra honorarios, el paciente se habita a sí mismo, sin comerciantes rondando el alma y la cueva. Porque ¿a quién le puede interesar el sentimiento de un proletario de la literatura. que viaja en el viento a falta de avión, y canta mientras camina en sueños? Me propongo narrar mis hechos de hoy, para leerlos en otro tiempo, así veré si las gentes y las cosas han mutado.

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