Advertencia:
Si le da pereza pensar, por favor, no lea este Ensayo.
Desde hace tiempo me rondaba una inquietud, que por delirante
siempre soslayaba, alejándola de mis pensamientos y conversaciones. Hoy es
una certeza: Colombia vive la etapa del oscurantismo, porque nunca ha salido de
la barbarie, así nos relacionemos con el resto del mundo en términos
comerciales; y esa no es ninguna gracia, porque el comercio ha sobrevivido a
todo asalto en cualquier época y espacio, es más, es la columna vertebral de
todas las civilizaciones.
No somos iguales a los humanos que nacen cobijados por otras
Constituciones, así hayamos calcado prácticamente la nuestra de alguna europea,
y la gran diferencia consiste en que esos otros ciudadanos conocen a la letra
sus leyes ¡y no duermen!
Cuando se duerme, nos dejó escrito Gurdjieff, el hombre queda
sumido en sus visiones, y poco importa si conserva o no sus recuerdos¸ aún en
el caso de que algunas impresiones circundantes le lleguen, tales como sonidos,
calor, frío, y esas sensaciones de su
propio cuerpo le provoquen imágenes fantásticas.
Después, el hombre se despierta; la primera impresión es que
está en un estado de conciencia totalmente distinto, puede moverse, hablar con
otras personas, hacer proyectos, ver los peligros, etcétera.
Parece razonable pensar que se encuentra en una situación
mejor que cuando estaba dormido. Pero si le damos una mirada a su mundo interior,
a sus pensamientos, a las causas de sus acciones, percibiremos que se halla en
el mismo estado que cuando dormía: si le damos una mirada a su mundo interior,
a sus pensamientos, a las causas de sus acciones, percibiremos que se halla en
el mismo estado que cuando dormía. Incluso peor, puesto que en el sueño
permanece pasivo, lo que equivale a que no puede hacer nada.
Por el contrario, en el estado de vigilia puede actuar
continuamente, y el resultado de sus acciones repercute sobre él y sobre los
que lo rodean. Sin embargo, no se acuerda de sí mismo, es una máquina, todo le viene de fuera; no puede detener la corriente de sus ideas, no puede dominar su
imaginación, sus emociones ni su atención, vive en el mundo subjetivo del yo
amo, esto me gusta, deseo, no deseo; no ve el mundo real, vive en el sueño,
duerme, y ese sueño es más peligroso que el de la noche en su lecho.
Consideremos lo cotidiano: la guerra, en este o cualquier
otro momento de la historia siempre hay guerra ¿qué significa esto según lo
descrito anteriormente? Significa que muchos miles de durmientes se esfuerzan
en destruir a otros miles de durmientes; cosa que no harían si despertaran.
Todo lo que transcurre en el ahora es producto del sueño.
No hay nada nuevo en esta idea, desde la creación del mundo
tridimensional se ha dicho a los hombres, a través de las religiones, que deben
despertar.
Cuántas veces, por ejemplo, leemos en los Evangelios:
despertaos, velad, no durmáis. Los discípulos de Jesús dormían en el huerto de
Getsemaní mientras él oraba… ¿comprendemos o lo tomamos como una metáfora? No
vemos que hay que tomar la orden al pie de la letra: no durmáis. Tendremos que
permanecer despiertos, al menos intentarlo.
Todo lo que leemos o escuchamos nos ‘entra’ durmiendo,
especialmente las noticias.
@yastao
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