Hija
Ahora que sé que no vendrás, los objetos empezaron a tomar nuevas formas que hablarán de lo eterna y solapada que puede ser la eternidad sin tu presencia. Empiezas la travesía por senderos desiertos de mí.
Para cuando
quieras regresar por minutos, días o años, cada centímetro cuadrado de este
cascarón habrá adquirido la dimensión exacta de mi alma, que desea legarte:
Libros
subrayados en el texto exacto que conducirán
tus sospechas de la realidad hacia un mundo en el que ya todo está
pensado, expresado y manifestado. Son para que los uses, para que los legues
traducidos a la manera práctica en que tú sabes hacer las cosas, de tal forma
que nadie se pierda en disquisiciones absurdas y ampulosas de esas que usan los
catedráticos que no escriben.
Aprenderás,
como yo, a acariciarlos olerlos y besarlos cada vez que te corroboren en una
idea que flotaba difusa en tu conciencia, y así, de pronto una tarde, te
sorprenderás escribiendo una canción para alguien del futuro.
Y mientras tanto, te envío unos consejos: a la manera de
cualquier arquitecto de cualquier era, reviso cada metro de esta casa tuya para prever que no se desparrame y se diluya
con las lluvias o se disperse al sol, para que cuando la quieras usar, cuando
realmente la necesites como puerto, esté incólume en el tiempo, cimentada en el
amor al conocimiento, que jamás sobra.
En ella
descubrirás universos paralelos. Por ejemplo: Percibirás que es época de podar
los árboles cuando comiences a barrer demasiadas hojas amarillas.
Notarás la
necesidad de pintar sus muros exteriores cuando deje de ser paisaje y se vea
como ruina.
Aprenderás a cerrar los grifos sin hacerles demasiada fuerza para que
no se desgasten las arandelas y los tornillos, y comiencen a gotear.
Lucharás por no dejar pasar desechos sólidos por los sifones cuando
tengas que usar la ‘chupa’.
Sabrás que es hora de combatir las hormigas cuando te empiecen a dejar
sin sombra.
Derrotarás a los ratones y otras alimañas no dejando comida destapada,
ni platos sucios.
Advertirás que
la exquisitez de usar sábanas y toallas limpias requiere de un mínimo esfuerzo
semanal; lo mismo vale para todas tus prendas de vestir, los cepillos y peines
para el cabello.
No seas
perezosa, aborda cada oficio con la certeza de que te aportará beneficios
tangibles e inmateriales.
Sonríe al día
naciente, solázate en ser espectadora de la creación, que no mengua, pues es
fábrica de sorpresas del ahora, para siempre. Para facilitarte el éxtasis,
tengo para ti, colgada del árbol de mango que tiene tu misma edad y de la
ventana que inunda de luz y brisa la cocina, una hamaca con olor a naturaleza
intacta, permítete su abrazo, en él constatarás que jamás dejarás de sentirte
en mi regazo.
En mi
escritorio, en el cajón superior derecho (las llaves están colgadas en el
tablero de lo pendiente) están todas las obras que escribí desde que sentí tu
palpitar en mi vientre y mi espíritu comenzó a maquinar cómo serías en cada
etapa de tu crecimiento. Si algún día tienes tiempo, o deseos de leerlas,
podrás hacerlo con comodidad, pues están digitadas en computadora, con formato
RTF, debidamente corregidas. Son veinte años de creación desinteresada, porque
el que escribe pensando en que tal vez ganará algún premio, no lega espíritu:
En todas está mi alma niña, que reclama un sitio seguro dónde seguir creciendo,
dónde edificarte otro hogar, partiendo de otras premisas que nada tiene que ver
con muros, porque, ten siempre presente: soy tu maestra, quizá en alguna época
querrás ser mi alumna.
Con un amor
que sólo una palabra puede describir:
Tu mamá
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