martes, 4 de febrero de 2014

EL SIMULACRO PREVALECE EN LAS MARCHAS

EL SIMULACRO  PREVALECE EN LAS MARCHAS
Mi columna publicada el 13 de febrero de 2008

Entre los intelectuales alquilados, los revolucionarios hipócritas, los políticos fariseos, y el colectivo en pleno. Es que es fácil denostar de todo y de todos, crucificar al caído (así no esté plenamente comprobado su delito), dar muestras de indignación ante los yerros ajenos, soslayando el espejo que nos muestra el verdadero rostro que ocultamos tras la máscara de ciudadanos ‘decentes’.

Aquí cabe introducir un trozo de alguna estrofa del tango “Cambalache”, y si usted lo ha adoptado como su himno del alma, pues cántelo ahora, para paliar en algo la indignación que le causa la lectura de esta nota.

Fue fácil marchar en contra de las Farc, fue lícito, necesario, edificante y aplastante, el planeta se enteró que poseemos alma y dignidad, que somos una nación esforzada en el diario ejercicio del trabajo y del placer (no podemos negar que buscamos por doquier la diversión, y ni quién lo condene, pues es sano para la psiquis) y vibramos a una escala cósmica y al unísono, fuimos uno.

Ahora nos convocan para que hagamos lo mismo el próximo mes, pero en contra de los paramilitares, y no he escuchado sobre esta citación la exhaustiva difusión por radio y televisión que nos aplicaron minuto a minuto, hora a hora, día a día, hasta que nos inocularon la necesidad de manifestarnos como pueblo respetable y soberano.

No me atrevo a hacer suposiciones por pura hipocresía, no quiero quitarme la máscara por el mismo miedo que domina al colectivo nacional, pero puedo introducirme en el tema con lentitud extrema para no causar (me) daño.

Tal vez aún vivamos bajo la dominación de ellos pero no lo reconocemos en público, tal vez sea necesario existir bajo la opresión de algo o alguien –así están edificadas las civilizaciones, así fue concebido el Contrato Social, así caminan derecho todas las naciones- necesitamos el castigo para comportarnos adecuadamente con las circunstancias, esto ya lo dijo de otra manera José Ortega y Gasset: “El hombre es él, más sus circunstancias”.
Tendremos que estudiar algunas corrientes filosóficas para entender el momento histórico por el que navegamos, creo que podremos empezar por el Determinismo Geográfico, que es algo tan simple como asegurar que los ríos son la principal causa del origen y desarrollo de las civilizaciones; actualmente lo bautizaron como Geopolítica.

La República de Colombia se rige por una Constitución Política, en la de 1991, en el Capítulo 4, Artículo 101,  habla del Territorio que comprende  también, el subsuelo, el mar territorial, la zona contigua, la plataforma continental, la zona económica, el espacio aéreo, el segmento de la órbita geoestacionaria, el espectro electromagnético, y el espacio donde actúa, de conformidad con el Derecho Internacional o con las leyes colombianas a falta de normas internacionales. Noto dos inexactitudes que podrían acarrear problemas geopolíticos: Primera: habla de un (1) mar y posee dos(2). Segunda: el espacio donde actúa no está establecido en términos de kilómetros cuadrados, y no menciona los países limítrofes.  Este tema lo manejan expertos que el gobierno no consulta, están de embajadores en otros países, por tanto, no saben, no responden.

Entonces, si en términos geopolíticos internacionales no tenemos un territorio físico predeterminado ¿qué podremos decir de los territorios internos usufructuados por agrupaciones con ejércitos particulares  que manejan el suelo patrio como distritos privados, que tienen sus propias leyes y unas metas más definidas que las del mismo Gobierno legalmente establecido?
Creo que dejaremos la charla en suspenso, asegurando que Colombia es una Federación: Unión de diversos Estados Particulares que tienen en común ciertos servicios y funciones y una autoridad central superior, y tal vez podríamos optar por actuar y pensar como en la antigua Grecia, donde se formaron Federaciones de Estados para defenderse de los invasores.
@yastao






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