Hombre: Tú eres
pleno, sabes lo que quieres.
Niño: No creas, lo que uso es el
tiempo.
Hombre: De qué manera.
Niño: Sólo existe este.
Niño: No te acerques tanto.
Hombre: Te necesito para sentir que existo.
Niño: Esa necesidad es la que debes
abolir.
Hombre: Moriría de tristeza.
Niño: No lo digas, no lo pienses.
Hombre: Si dejo de pensar, te irás sin
despedirte.
Niño: Una parte de mí siempre estará en
ti, porque es independiente de mí.
Hombre: Habitar en esta
casa sin los sonidos emitidos por otros es difícil, causa un dolor lento, duele
el espíritu.
Niño: Tal vez por eso te has
convertido en una fábrica de menesteres.
Hombre: Tengo que usar
herramientas para sentir que soy homo sapiens, además generan ruidos.
Niño: Prueba a no
usarlas, sólo por hoy, para ver qué te puede suceder en un mundo sin sonidos.
Hombre: No es posible,
sólo los sordos de nacimiento lo conocen, pero no pueden describirlo a un
audible.
Niño: No hay peor sordo que el que no quiere
escuchar.
Hombre: Usas y abusas del refranero popular,
me parece.
Niño: En el
refranero está resguardado todo el conocimiento recopilado en siglos de
experiencias humanas.
Niño: Mi madre
siempre me resguarda de todos los peligros, aleja de mi lado al resto de
humanos, de esos que aún tienen concentrada la maldad en cada centímetro de su
esencia, todavía no han llegado a ser adultos educados para mentir.
Hombre: Me parece que tu
presente es placentero, lo percibo en la forma en que te vistes, te comportas
y expresas.
Niño:
Sí, tengo todo lo que necesito cuando lo pido, a veces ni siquiera tengo que
pedirlo, hasta me adivinan los anhelos.
Hombre: Cuando tenía tu
edad siempre estaba solo, jugaba encerrado en una casa, lejos de los demás niños
que se reían de mi pobreza, y para completar, mi madre me sacaba a verlos
jugar, me ponían apodos, se mofaban de
todo lo que hacía y decía.
Niño: Me
encanta liderar todos los juegos, y lo mejor es que me lo permiten,
prácticamente me suplican que lo sea.
Hombre: Jamás seré un
líder, ello traería demasiadas responsabilidades, no me quedaría tiempo para
dialogar abiertamente contigo.
Niño: Entonces no te quejes... ¡tú no
deseas crecer!
Niño: Me estás
apretando la mano demasiado, con suavidad me podrías maniobrar mejor.
Hombre: Es que jamás me enseñaron a volar
cometas (barriletes).
Niño: Poseo una
colección, tengo: aves, aviones, barcos, submarinos, dinosaurios, rostros de
monstruos y de bellezas, palacios flotantes con personajes perfectamente trajeados.
Hombre: Me estás
haciendo daño, tanta maravilla junta me produce envidia, y por ella los humanos
hasta asesinan.
Niño: No me
preocupo, contigo soy uno, eres como un apéndice de mi versatilidad
Hombre: El tiempo está
cambiando, las condiciones atmosféricas
son propicias para que emprendamos el viaje, agárrame del dedo índice,
no permitas que te señale ningún camino, sólo andemos.
@yastao
No hay comentarios:
Publicar un comentario