Por primera vez en cuarenta y tres años, que es el tiempo transcurrido
desde que ejerzo mis derechos como ciudadana colombiana, estoy contemplando la posibilidad
de colgarlos en una percha por tiempo indefinido.
Esta posibilidad inquieta mi alma que se ha solazado en el
ejercicio de los deberes y derechos inculcados desde mi casa ancestral.
Y lo que es peor, ni siquiera puedo inducir a mi descendencia a que
practique con alegre energía el acto soberano de votar por una persona que la
represente en todas las instancias públicas.
Repaso los rostros, los nombres, las actitudes pasadas y presentes, y
ninguno me entusiasma; es como si las máscaras sonrientes y sabias hubieran dejado
de cubrirlos, y así se esfuercen en aparecer con sonrisa diseñada, la malicia
se filtra proyectándonos el verdadero retrato de sus malsanas intenciones.
Nuestras esperanzas han sido demolidas una por una, no queda rastro de
esa pueril inocencia que nos permitía pensar que después de que depositábamos el
voto en una urna de cartón todo el territorio geográfico y moral
quedaba a salvo, éramos hondamente patriotas.
No hay por quién votar, soy mujer sin filiación política definida, que siempre ha
pensado que las personas no tienen por qué atrincherarse detrás de unas
banderas de colores, que en la oscuridad son siempre imprecisos, y que
todas los idearios son válidos si son tejidos para el bien de la especie humana;
he ejercido mi constitucional derecho al voto y al veto de acuerdo a las
expectativas del momento.
En ocasiones he optado por alguno de la derecha porque a mi
entender Colombia lo necesitaba en ese tiempo preciso; también lo he hecho por personas
de la izquierda por lo mismo; por el centro no me voy, pues se acomoda a todas las circunstancias tomando de todos un poco.
Pero la desilusión hace presencia casi de inmediato, pues una vez posesionado el individuo en el cargo que le
hemos obsequiado, muestra su verdadero rostro de falsario, y si, pongamos por
caso, era de humilde extracción, se convierte en el más cruel y sanguinario
amo, e incluso, tiende a ser más perverso que los que por herencia han ejercido
el poder.
Ahora, hoy, creo firmemente que un sindicalista, un socialista, un
conservador, o un liberal, solamente piensa y actúa
para el grupo que representa, mas no para el conglomerado. Y qué decir
de los que crean nuevos partidos políticos - tal cual como aquellos que
organizan una iglesia en cada cuadra – por conveniencia personal.
Todo es efímero, lo entiendo. Lo perverso de nuestra historia es que
es provisional por tiempo indefinido, y bajo la dictadura de
las armas han asesinado a diestra y siniestra cuerpos con almas preciosas que
desde el infinito gritan una sola palabra: ¡Justicia! Y eso tiene repercusiones a escala cósmica.
Entonces, para no desechar la
esperanza, - lo único que quedó en la caja de Pandora- busco un alma con cuerpo físico- político,
que llene los siguientes requisitos, para votar por ella: a) Que tenga temor de
Dios; b) Que no ejerza la ira, ni la gula, ni la pereza, ni la envidia, ni la
promiscuidad, ni la mentira; c) Que no sea un ladrón.
Parece que el único que llena esos requisitos es el Señor Blanco.
Parece que el único que llena esos requisitos es el Señor Blanco.
Comparto esa desilusión que manifiestas. Es deprimente repasar el espectro de nuestra vergonzosa clase política, en la cual se salvan muy pocos del asco que se siente ante su cínica corrupción. En lo que no estoy de acuerdo contigo es en lo de "colgar la cédula". Nos ha tocado en las últimas décadas votar por el menos malo y así será en 2014. Pienso que si nos abstenemos con ello facilitaremos el propósito del siniestro expresidente de retomar el poder a través de su lacayo, y ante esta opción, prefiero 4 años más con nuestro pésimo actual presidente que volver a un recrudecimiento de la guerra y de los conflictos con los vecinos, en medio de la desaforada corrupción que reinó durante sus oscuros 8 años de gobierno.
ResponderEliminarPienso que si surge una tercería con opción, debemos apoyarla con todo en primera vuelta, y en segunda vuelta, apoyar con todo a quien enfrente al títere de Uribe, así sea Juan Manuel Santos.
@luisfo1951 en Twitter