SIN CAUTIVERIO NO HABRÍA QUIJOTE (Taller)
Por Silvia Betancourt Alliegro
Cojan lápiz y papel, que hoy la lectura es larga, pero
dará sus frutos, estoy segura. No se olviden de que sus conceptos están por
encima de lo que les leo o digo, POR TANTO, A HACER MAPAS, para que después
escriban, que es lo importante.
Hay un hecho fundamental en la vida y obra de
Cervantes: el cautiverio. Este es el hecho primordial, el suceso que causa una
honda transformación en la vida y el pensamiento del autor, ahora pregunto: ¿Y
en la suya? ¿Qué proyecta?
Los cinco años de reclusión en las mazmorras de Argel
lo marcan para siempre como hombre que piensa escribir para describir hasta
dónde puede llegar la maldad de los
encarnados. La literatura lo libera, y nos libera, tengan la certeza de esto.
Cervantes convirtió el sufrimiento en expresión
artística, fue sincero para asumir cada paso, cada golpe, cada ofensa, como
material que guardó en la memoria para escribir y escribir; y no se dejó
amargar, sabía que su alma sobreviviría, por tanto, se dedicó a legarnos con
admirable humor e inmensa poesía, todos sus instantes encarcelados durante
cinco años continuos de 1575
a 1580; en ese tiempo tenían 25.000 cautivos cristianos
en Argel encerrados en “el baño del rey”: corral de esclavos, hay que aclarar
que para esas fechas los reyes de España persiguieron y expulsaron a los árabes, que perdieron hermosos palacios
y casas, almacenes, y todas sus tierras,
y que habían vivido entre ellos durante 800 años, que dejaron vestigios imborrables
en la lengua española; consultando un diccionario encontrarán gran número de
palabras que están marcadas así: Del ár.) Bueno, algunos pudieron regresar a
las tierras de sus ancestros, donde eran unos perfectos desconocidos.
Miguel de Cervantes está catalogado entre los
rescatables, pero en su familia nadie tiene la suma que piden por él. Así que
sabe que estará cautivo de por vida, por ello intenta evadirse cuatro (4)
veces, en la primera tentativa realizada en 1576, busca llegar a pie a
Orán, caminando 400
kilómetros, y esto está narrado en El Quijote 1,40:
Donde el cautivo cuenta su vida y sucesos. NOTA: Esta es una de las historias
intercaladas en las aventuras de El Quijote: “Buscó a un moro que a él y a
otros cristianos los llevase a Orán, por tierra, y los sacó de Argel; y
habiendo caminado unas jornadas el moro los desamparó; por lo cual les fue
necesario volverse para Argel al propio encerramiento que de antes estaba, y
desde entonces fue muy más maltratado que de antes de palos y cadenas”.
El cautivo compara a Argel con “unas herrerías propias
y naturales del demonio”, y los acusa de “ser natural condición suya ser
homicidas de todo el género humano”, pero… se le olvida mencionar las máquinas
de tortura de “La
Santa Inquisición Española”.
Pregunto: ¿Debería Cervantes haber sido imparcial?
Ignoraría los acosos de la
Inquisición? Existían los periódicos en esos tiempos y
lugares?
INTERVENGAN.
Por motivos que no se han podido desentrañar,
Cervantes no fue torturado, ni en esa, ni en las otras tentativas de evasión,
incluso, en su obra lo afirma refiriéndose a las crueldades de Hasán Agá, rey
de Argel, que “Sólo libró con él un soldado español llamado tal de Savedra, el
cual, con haber hecho cosas que quedarán en la memoria de aquellas gentes por
muchos años, y todas por alcanzar la libertad, jamás le dio palo, ni se lo
mandó dar”.
HAGAMOS CONJETURAS: ¿Por qué le trató diferente a los
demás cautivos? Con quién estuvo relacionado Cervantes en la cárcel? Escribiría
poemas por encargo para el rey?
Hay una cosa muy curiosa, en el capítulo anterior a
éste, Miguel de Cervantes aporta unos conceptos que me creo en el deber de
comentar con ustedes, escritores de cuerpo cautivo, lo titula:
“Que trata del curioso discurso que hizo don Quijote
de las armas y las letras”:
“Prosiguiendo don Quijote dijo:
-Pues
comenzamos en el estudiante por la pobreza y sus partes, veamos si es más rico
el soldado. Y veremos que no hay más pobre en la misma pobreza, porque está
atenido a la miseria de su paga, que viene tarde o nunca, o a lo que garbeare
(estafare) por sus manos, con notable peligro para su vida y de su conciencia.
Y a veces suele ser su desnudez tanta, que un coleto acuchillado (2): (Prenda
interior ordinaria, lo de acuchillada está dicho irónicamente, por roto) le
sirve de gala y de camisa, y en la mitad del invierno se suele reparar de las
inclemencias del cielo, estando en la campaña rasa, con sólo el aliento de su
boca, que, como sale de lugar vacío, tengo por averiguado que debe de salir
frío, contra toda naturaleza. Pues esperad que espere la noche para restaurarse
de todas estas incomodidades en la cama que le aguarda, la cual, si no es por
su culpa, jamás pecará de estrecha; que bien puede medir en la tierra los pies
que quisiere, y revolverse en ella a su sabor, sin temor que se le encojan las
sábanas. Lléguese, pues, a todo esto, el día de batalla; que allí le pondrán la
borla en la cabeza, hecha hilachas, para curarle algún balazo, que quizá le
habrá pasado las sienes, o le dejará estropeado de brazo o pierna. Y cuando
esto no suceda, sino que el cielo sea piadoso le guarde y conserve sano y vivo,
podrá ser que se quede en la mesma pobreza que antes estaba, y que sea menester
que suceda uno y otro rencuentro, una y otra batalla, y que de todas salga
vencedor, para medrar (mejorar) en algo; pero estos milagros vense pocas veces.
Pero decidme, señores, si habéis mirado en ello: ¿cuán menos son los premiados
por la guerra que los que han perecido en ella? Sin duda, habéis de responder, que no tienen comparación, ni se
pueden reducir a cuenta de los muertos, y que se podrán contar los premiados
vivos con tres letras de guarismo (3) (Sin llegar al millar). Todo esto es al
revés de los letrados; porque de faldas, que no quiero decir de mangas, (4)
(las mangas eran gangas o regalos poco confesables; las faldas, honorarios
legales) todos tienen en qué entretenerse; así que, aunque es mayor el trabajo
del soldado, es mucho menor el premio. Pero a esto se puede responder que es
más fácil premiar a dos mil letrados que a treinta mil soldados, porque a
aquellos se premian con darles oficios que por fuerza se han de dar a los de su
profesión, y a éstos no se pueden premiar sino con la mesma hacienda del señor
a quien sirven; y esta imposibilidad fortifica más la razón que tengo.
Consignen este nombre en
la memoria: FRAY JUAN GIL, a él se debe que la humanidad tenga el invaluable
legado de DON QUIJOTE DE LA
MANCHA.
El rescate de Don Miguel de Cervantes.- La familia del escritor logra reunir la
suma de 300 ducados, doña Leonor de Cortinas, su madre, hace entrega del dinero
a Fray Juan Gil, procurador de la
Orden de la Santísima Trinidad, que trabaja a favor del
rescate de cautivos, más o menos como una ONG de este tiempo, porque lo logra
con dineros privados y públicos.
Fray Juan Gil intenta rescatar a varios españoles
principales, cautivos del rey de Argel, durante los meses de agosto y
septiembre de 1580, trata de negociar el rescate de los cautivos. el 19 de
septiembre Hasán se apresta a zarpar para Constantinopla con cuatro navíos
llenos de esclavos y renegados, y siete más de la flota otomana. En una de las
galeras, amarrado al banco, encadenado, va Miguel de Cervantes.
Fray Juan Gil decide utilizar dineros destinados a
otros cautivos que no han aparecido, y ofrece 500 escudos por don Miguel a
Hasán, que acepta con la condición de que los escudos sean en oro de España; el
sacerdote corre donde los prestamistas moros para conseguir la suma exigida,
regresando apenas a tiempo para liberar a Cervantes.
El acta de rescate dice así:
“En la ciudad de Argel, a diecinueve días del mes de
septiembre de 1580, el muy reverendo Fray Juan Gil, redentor susodicho, rescató
a Miguel de Cervantes, natural de Alcalá de Henares, de edad de 31 años (iba a
cumplir 33), hijo de Rodrigo de Cervantes y de doña Leonor de Cortinas, vecino
de la villa de Madrid, mediano de cuerpo, bien barbado, estropeado del el brazo
y la mano izquierda. Costó su rescate quinientos escudos de oro/en oro de
España. No lo quería dar su patrón, si no le daban escudos de oro/ en oros de
España, porque si no, le llevaba a Constantinopla con el”.
Este documento reposa en el Archivo Histórico Nacional
de España, Libro de la
Redención, folios 157 y 158.
El valor del rescate, calculado en dólares, en moneda
de 1990, ascendería, aproximadamente, a la suma de 19.000 dólares.
Poco después, el 10 de octubre de 1580, Miguel de
Cervantes presenta ante Fray Juan Gil, representante del rey de España en
Argel, un pedimento en que solicita se
haga una información de testigos para presentarla, si fuera necesario, ante el
Consejo Real de su majestad. En este
documento, conocido hoy como ‘La Información de Argel’ Cervantes redacta 25
preguntas, que son contestadas por 14 testigos.
Más allá de limpiar su nombre (ya lo vimos en otra
clase) de las calumnias lanzadas por Blanco de Paz, descrito por los
testigos como “un hombre irascible (iracundo), que detesta a Cervantes.
Este pedimento lo hace Cervantes para poder seguir
viviendo y escribiendo con dignidad, es un acto de TESTIMONIO.
Según el psicoanalista Dori Laub, que ha dedicado su
vida al estudio del HOLOCAUSTO, los sobrevivientes de una experiencia
traumática, no sólo necesitan sobrevivir para contar sus historias, también
necesitan contar sus historias para sobrevivir.
USTEDES… ¿TIENEN ALGO QUE ESCRIBIR?
Silvia Betancourt Alliegro
@yastao
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