HERMENÉUTICA DE
ECLESIASTÉS
Presentación del libro
de Demis Montero
Por Silvia Betancourt
Alliegro
Demis Montero obsequia a la humanidad
este segundo libro que ocupó diez años de su vida en la tierra.
Su subtítulo: Explica la estructura de la sabiduría humana”, y asegura, en la Motivación, que ha
escrito este volumen, que consta de 529 páginas, “Sin otro motivo que el de
reconocer la honestidad de Dios al hablar de la sabiduría humana”.
Salomón se hizo famoso por sus trabajos
literarios. Escribió 3.000 proverbios, 105 cantos, obras científicas de
botánica y zoología. Escribió 3 de los libros de La Biblia: Proverbios,
Eclesiastés y Cantares.
La época de David y Salomón fue la Edad de Oro de la historia
hebrea.
David era guerrero, Salomón era
constructor.
David fundó el reino, Salomón hizo el
templo-
En el resto del mundo, era la Edad de Homero (el comienzo
de la historia griega).
Egipto, Asiria y Babilonia en aquella
época eran débiles. Israel era el reino más
poderoso del mundo conocido, Jerusalén la ciudad más magnífica, y el
templo, el edificio más costoso y más espléndido del mundo.
Vanidad
de vanidades, todo es vanidad
Palabras de Salomón, que en tranquila
seguridad sobre el trono que David había erigido, en medio de riquezas,
honores, esplendor y poder más allá de cualquier sueño, viviendo en un lujo
fabuloso, a quien todos creyeron feliz, acuñó su refrán incesante todo es vanidad, y el libro deja la impresión de que Salomón no era
feliz. La palabra vanidad aparece 37
veces.
Y me remito de nuevo a la motivación del autor del libro
magnífico que hoy nos congrega, cuando el doctor Demis Montero, con sabia
humildad nos dice:
“He escrito este volumen para
contribuir un poco con el desarrollo del Cuerpo de Cristo, sin otro motivo que el de
reconocer la honestidad de Dios al hablar de la sabiduría humana”.
Dios dio a Salomón sabiduría y una
oportunidad jamás igualada, de observar y explorar cada aspecto de la vida
terrenal, y después de mucha investigación y experimento, Salomón llegó a la
conclusión de que, en términos generales, la humanidad halla poca verdadera
felicidad en la vida.
En cierta manera, el libro Eclesiastés
viene a ser un clamor humano en demanda
de un Salvador.
Con la venida de Cristo, la vanidad de
la vida desapareció, y la palabra vanidad fue sustituida por gozo, con ella
arranca el Nuevo Testamento, que es la historia de una nación en treinta y
nueve libros.
Desde la página 27, el autor dictamina
una verdad incontrovertible:
“ Es notable como este hombre (Salomón)
inició el discurso con un término hebreo (Palabras
del) que exalta el conocimiento, el
alarde del saber; la demanda del orgullo
de la sabiduría humana, al declarar que SABE verdaderamente, lo cual no es
extraño en los descendientes de Adán, puesto que comparten la misma naturaleza
caída”, y continúa:
“Si se analizan las conversaciones del
Mundo Moderno, con la óptica expuesta anteriormente, notarán que la raza humana tiene la tendencia
natural de exhibir, vanagloriarse y hacer alarde del conocimiento personal, cada
uno a su manera, en su propio estilo”.
Salomón, cuando era joven, tenía un
anhelo ardiente de conocimiento y sabiduría. Llegó a ser el prodigio literario
del siglo.
Nacido de Betsabé a quien David no
tenía derecho, y sin ser el heredero de más fuerza en la línea de sucesión, sin
embargo, fue escogido por David, y aprobado por Dios, como sucesor al trono.
Heredó de su padre el trono del reino
más poderoso de su época. Fue una era de paz y prosperidad. Salomón tuvo
grandes empresas comerciales, y se hizo famoso por sus trabajos literarios.
Se dedicó a gigantescas obras públicas.
Hizo un tratado con el rey de Tiro para utilizar su flota en el Mediterráneo y
controlar el comercio del occidente. Tenía una flota en Ezion- geber, y con ella dominó la ruta comercial del sur a
través de Edom hasta las costas de Arabia, India y África.
Formó
su imperio no por conquista militar sino mediante el comercio pacífico.
Nota
arqueológica: Ezion-geber se hallaba al extremo
oriental del Golfo de Akaba en el Mar Rojo. Sus ruinas han sido identificadas,
y fueron excavadas entre 1938 y 1939, por el Dr. Nelson Glueck, de la Escuela Norteamericana
de Investigaciones Orientales. Halló las ruinas de las fundiciones de Salomón;
hornos, crisoles y refinerías; también depósitos de mineral de hierro y cobre,
del que se elaboraban trastos, clavos, cabezas de lanza, y anzuelos para
pescar, que se exportaban a cambio de marfil y oro.
La gloria de Salomón fue empañada por
sus matrimonios con mujeres idólatras.
Tuvo 700 esposas y 300 concubinas. Para
ellas, levantó altares paganos al lado del Templo de Dios. De esta manera, la
idolatría que David abolió con gran esfuerzo, se restableció en palacio, y
llevó a su final la época gloriosa iniciada por David, y puso a la nación en el
camino de la destrucción; el ocaso de la Edad de Oro de Israel. Imaginen ustedes la
experiencia que acumuló tratando íntimamente a 1000 mujeres... la experiencia
de Salomón fue tan enorme que nunca jamás habrá otro hombre que la pueda
igualar.
La Apostasía insensata
de la vejez de Salomón es uno de los espectáculos más lastimeros de las
escrituras bíblicas.
Quizás Dios haya querido que el relato
sirva de ejemplo de lo que el lujo y el placer interminables pueden hacer hasta
del mejor de los hombres.
El reino había durado 120 años, se
dividió después de la muerte de Salomón, la secesión de las diez tribus de
Israel fue por orden de Jehová dios, como castigo por la apostasía de Salomón y
como lección para Judá.
Se dice que la renta anual y las
reservas de oro de Salomón eran enormes; escudos de oro, broqueles de oro,
todos los vasos de su palacio, el trono de marfil recubierto de oro. Cinco años
después de su muerte, Sisac, rey de Egipto, se llevó todas sus riquezas. (En
1939 la momia de Sisac fue hallada en Tanis, Egipto, en un sarcófago cubierto
de oro; quizás parte del mismo de Salomón.
Me conmueve al acto de humildad de
Demis Montero, al omitir su apellido de la portada del libro, es Demis M, sin
más, un pasajero de los tiempos. Pido para él un atronador aplauso, de pie.
Silvia Betancourt Alliegro
Bonita presentación para un libro que ha de ser interesante y valiosa la cita tan aplicable a la vida moderna: "Vanidad de vanidades, todo es vanidad"
ResponderEliminarGracias Silvia por este nuevo regalo.
@luisfo1951 en Twitter