No se puede negar que todos los cobijados con medida de
aseguramiento y los condenados son cerebros superiores, debidamente alimentados
con las mejores lecturas guiadas por los centros de estudio más avanzados y
herméticos a escala planetaria. Y me atrevo a pensar que hasta los
autodidactas, sometidos a ellos, son merecedores de títulos ad honorem.
Los miembros de las AUC se proponían instaurar un nuevo orden
estatal para consolidar su mapa mental, geográfico y político de la República
de Colombia. Nada nuevo, pues este ensayo lo hicieron los que ahora aclamamos
como héroes de la independencia en los textos de Historia Patria.
Ahora sabemos que ya todo estaba debidamente organizado, con
cronograma y organigrama, poseían suficiente capital, ejército y armas;
contactos a todos los niveles en el primer mundo, pero, les falló aquello de la
legitimización de sus actos, propiedades y anhelos; la maraña burocrática les
fue absorbiendo, como siempre sucede en Colombia, y esa manigua solo anhela
poder, con dólares situados en paraísos fiscales.
Los paramilitares pueden ser clasificados como sediciosos,
facciosos, revolucionarios y conspiradores, pues han usado los mismos métodos
de los colonizadores, precursores de todas las gestas de independencia de la
Historia del viejo y nuevo mundo.
El verdadero temor que ahora tienen es el hecho de haber
cometido crímenes de lesa humanidad, puesto que pueden llegar a ser juzgados
por un tribunal internacional por el delito de genocidio. Su verdadero problema
está en el método experimental utilizado, porque la tortura y el asesinato
prevalecieron sobre otros posibles, todos se lanzaron al mar de las
atrocidades. Olvidaron que el hombre debe aceptar algunas reglas morales que la
humanidad ha instaurado como necesarias, y que están impresas en todo lo noble,
respetuoso, bello y puro que hace a través del arte.
No creo que las manos alquiladas para asesinar y que están
dominadas por el cerebro, alguna vez no hayan tratado de sacarle melódicas
sonoridades a una guitarra o a un tambor, porque de cualquier instrumento se
crea para trascender en el espíritu tratando de alcanzar las más altas esferas.
¿Bajo qué influencias actúa un asesino? Es posible que se
sienta hijo del patrón que le ordena ejecutar a sus hermanos.
Hemos tenido que afrontar escabrosos procesos, difundidos por
los medios como espectáculo, sin darle la debida connotación de delitos
atroces, los periodistas se limitan a informar, sin imprimir en sus notas
ningún comentario que le indique a la masa enferma de indiferencia y que está
mascando su almuerzo mientras se entera con morbosidad de los detalles, de cómo,
cuándo y dónde desmembraron a inermes compatriotas.
Ya efectuado este acto de deshago mental, que para ello
escribo, le presento mis excusas por haberlo sacado de su perfecta trinchera:
la regularidad cronométrica de sus actos diarios
@yastao
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