sábado, 31 de agosto de 2013

Historia reciente de Colombia LLEGÓ EL DIABLO





Desde mi cocina
Por Silvia Betancourt Alliegro

LLEGÓ EL DIABLO

“Y yo he de decir que detrás de la cruz está el diablo” Miguel de Cervantes, Capítulo XXXIII de El Quijote.

Antes de que llegaran los españoles éramos artistas y sencillos científicos, que sabíamos tratar los elementos, y las aguas blancas y las servidas cada cual tenían su rumbo trazado en obras de ingeniería sin tanto gasto y parapeto; mientras que en Europa la población era diezmada por las más feroces plagas, a causa de, precisamente, las aguas servidas, que corrían por las calles y plazas, y era corriente ver vaciar las bacinillas por las ventanas.

Es verdad, estábamos aislados del resto de ese mundo en descomposición, pero integrados continentalmente, y la autodeterminación era parte de la vida cotidiana. ¿Es mayor ahora nuestro grado de libertad? Algunos dirán que sí, porque formamos parte de la “aldea global”.

En el viejo continente nacieron, de la coexistencia de muchas formas de convivencia política, las primeras sociedades de clase, dirigidas por estados despóticos. Y lo más extraño, aún subsiste la monarquía de la mano con gobiernos demócratas, como en el caso de España, que es el que nos concierne; porque a un dictador se le dio por reinstaurar a los Borbones, y poder tener figurines que mostrar en las páginas rosas de la prensa mundial… no podían ser menos que los ingleses.

Por acá tenemos problemas entre primitivos, a los que se les denomina insurgentes, narcotraficantes y terroristas; casi todos mezclados con españoles de los de ese entonces, y si no lo quiere asumir, investigue el origen de sus apellidos.
Viene a Cartagena (cuyas aguas son servidas y cobradas  por los españoles) el presidente Aznar, a reinaugurar una casa que construyeron sus antepasados; pero sólo lo hace ahora, cuando está a punto de expirar su turno en la silla del generalísimo Franco, pero deja bien claro que la restauración les ha costado,  a ellos, cuarenta millones de Euros; se le olvida hacer la respectiva conversión entre el oro que nos saquearon y los novísimos pesos de su agonizante continente. Sin duda algo oculta, algún negocio soterrado, para ejercer un oficio lucrativo desde su retiro.

Y será mejor que no se atreva a opinar de orden público, porque allá la cosa es más grave, pues por acá no se nos ha ocurrido abjurar de nuestra nacionalidad, así sea vilipendiada y humillada en casi todos los países del planeta. Porque somos conscientes de que de ese sincretismo del que estamos consecuentes y orgullosos, surgió una poderosa raza de intrépidos e inteligentes humanos todos cobijados bajo una misma nacionalidad: colombianos, a mucho honor, y a pesar de las injusticias, que son legado de una jurisprudencia adoptada de los europeos.
@yastao

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