lunes, 21 de octubre de 2013

LA VEJEZ



  Te mirarás al espejo de aumento de tu propia realidad, los huesos dolerán, los dientes empezarán a caerse, las manos te desobedecerán, lo que observas será turbio, sin brillo, y ya nada anhelarás entre las piernas. 

Sentirás un extraño frío que no se quitará con mantas, ni con café caliente. Los pasos de la decrepitud estarán presentes en tus viajes al único lugar que no podrás eludir: el baño, para vaciar la vejiga cada vez más frecuentemente.

Ningún perfume disimulará tus flagrantes fragancias, tu olor a animal real que se pudre con cada día de existencia.

Habrás dejado de mirarte de frente en el espejo porque la imagen que te devuelve no corresponde a tus recuerdos y sentimientos de antaño, que no ves precisamente lejano. Lo escudriñas y ahí está, al alcance de la mano, pero jamás podrás retornarle, todo estará difuso, y te preguntarás dónde, en qué encrucijada del camino se te fueron quedando los jirones de felicidad, dónde se escondieron de ti las esperanzas para siempre jamás, y será inútil que creas que nada pasa, pues la vejez con todas sus expectativas de podredumbre estará tocando las puertas de tu alter y tu cuerpo.

¿Habrá algún método que se pueda aplicar para retardar este estado al que todos estamos abocados?
Podría atreverme a regalarte algunos:
a.       No dejes que usen tu cuerpo demasiado, eso  quita energías, trata de usar el de otros, para lo que sea.
b.      Adquiere costumbres ineludibles en cuanto al aseo personal, que sea una rutina implacable.
c.       Nutre tu espíritu con cosas poderosas, pensamientos de seres que habitaron el planeta centurias atrás, así sabrás de qué se trata la inmortalidad.
d.      Sin aspiraciones a ganar notoriedad o dinero, trata de escribir todos los días, que no puedas dejar de hacerlo, que se convierta en vicio.
e.       Si no logras tener un verdadero amigo, de esos que son regalos de Dios, consigue una mascota, siembra plantas medicinales, que de paso te servirán para hacerte unas benéficas bebidas.
f.        Cuando te levantes, invariablemente, ama el nuevo día, así sea en invierno, llega hasta la estufa y hazte un delicioso y aromático café, después ve al baño, y antes de mirarte al espejo, despéjate con suficiente agua el rostro, sóbalo fuerte con una toalla y alisa el cabello. Ahora sí, mira, no te ves tan mal para estar acabado de levantar.
g.       Ahora, si eres mujer, procede a maquillarte como si fueras a ser observada por una audiencia mínima de cien personas, ponte un vestido cómodo, limpio, zapatos de cuero, jamás de plástico, unas cuantas prendas de fantasía, un poquito de perfume y sonríete. 
h.       Ahora canta, canta, canta. Rememora canciones para que el cerebro trabaje sin demasiado esfuerzo.
i.         Proyecta alguna actividad física para el día que nace: cambia los cuadros de pared, piensa en cómo le gustaría a él ver el lugar en el que  sueñas. Es posible que te esté mirando desde una dimensión que aún desconoces, obséquiale diez minutos de tu vida diaria, trata de recordar sus manos, sus ojos, su boca,  su voz... es un excelente ejercicio de vida espiritual.
j.        Escucha la radio, música para tu edad mental, y las noticias, para que sepas de qué hablar cuando alguien te aborde en la calle; o al menos para saber si puedes salir.
k.      Lee, lee siempre, todos los días, así sabrás que existes plena, que puedes aportarte la felicidad de saber, que es la más grande generadora de juventud. Tu condición de viejo no será si estás perfectamente interesado en algún tema. Experimenta con los mas sesudos escritores, dedícales tiempo, ellos, alguna vez, se esforzaron en traducir sus pensamientos y conclusiones para ti, y que sea recíproco, como te dije anteriormente, escribe para alguien sin tiempo determinado, medita antes de sentarte a hacerlo, no permitas que la falta de papel te limite. Mantén una buena provisión.
l.         Consíguete una computadora, es genial, no hay que hacer ningún esfuerzo, únicamente memorizar funciones. Pero no debes estar supeditado a la tecnología, conserva los objetos mecánicos, de esos que no requieren energía eléctrica para funcionar.
m.     Aprende a apreciar la soledad desde tu juventud, ella es creadora, libertadora, si las aprecias, jamás estarás mal por no tener compañía, te tendrás por siempre a ti mismo, a tus pensamientos, sentimientos, a tus esperanzas. Sé egoísta con esto de la soledad, que nadie penetre a tu refugio, esos seres parlantes son un fastidio, porque no los puedes apagar cuando quieras.
n.       Lo más insignificante, en ocasiones puede tener importancia trascendental: una vela, fósforos, reloj a la  mano, agua recogida, toallas y sábanas limpias.
o.      Procura todos las semanas darle unos toques de cuidado a tus manos y pies, con ellas te comunicas, con ellos te desplazas, actos importantes de supervivencia.
p.      Ignora las malas noticias, analízalas desde su propio contexto, que necesariamente no es el tuyo, pues de noticias no ha carecido el mundo jamás, que se preocupen los analistas de oficio.
q.      Obséquiate cada vez que puedas tesoros especiales, de acuerdo a tus aficiones. Libros, perfumes, flores, joyas, para usarlos, no guardes tesoros para que se los disputen los buitres.
r.        Aléjate de los fanatismos, aprisionan los sentimientos y restringen los sentidos por los cuales nos comunicamos con nuestra época, no nos permiten ser felices a nuestro arbitrio, te inoculan sentimientos de pesar  y anhelos de dichas demasiado lejanas. Debe importarte el día de hoy, especialmente el instante vivido, con consecuencias o no, porque soñar es también necesario. Sueña que eres lo que Eres: un ser libre, pensante, y ojalá buen bailarín, en soledad bailar es beneficioso.

El ocio clásico de la vejez bella, según Montaigne es “que nuestro espíritu puede ser objeto de préstamo, pero no de cesión. Pensar, soñar, admirar”. La divisa que tenemos que adoptar.
@yastao

1 comentario:

  1. Quiero que se entere que no le dediqué tiempo a la corrección, porque estoy vieja y por ello me puedo obsequiar algunas licencias, además, está tronando y lloviendo y como todo viejo, le tengo miedo a las fuerzas de la naturaleza.

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