Para acabar la guerra,
una vía: amnistía
Por Silvia Betancourt
Alliegro
Nuestra historia tradicional
escrita, relata que en Colombia se ha indultado y amnistiado (palabras
equivalentes, que filtran los hechos, no los corrigen), desde enero 19 de 1820,
veamos qué indultó el Congreso de Angostura: “Delitos políticos y comunes. Se
exceptúan el asesinato, homicidio voluntario, sodomía, espionaje y conspiración
contra la patria en territorio libre”.La precursora medida fue despachada con
motivo de la expedición de la Ley
fundamental de Colombia.
Al año siguiente, 1821, Junio 21,
el General Santander usó la palabra amnistía para llamar a la concordia a todos
los habitantes de la provincia de Antioquia, prófugos o enemigos, a quienes
perdonó: Delitos políticos y comunes, “sean cuales fueran las faltas que hayan
cometido”
Es un listado largo en el que veo
semejanzas (en la forma y contenido) con lo que plantean algunos miembros del
Congreso actual, y lo que concibió y decretó Obaldía en los últimos tres meses
de 1854. Para él –y ellos- todos fueron delitos políticos, veamos las
transgresiones que indultó:
“A todos los individuos que
habiendo estado en armas contra el gobierno hayan pasado a prestar sus
servicios en las fuerzas constitucionales después del 5 del corriente” –era el
20 de octubre- Pero… exactamente un mes antes
había decretado otro indulto en el que excluía a cabecillas y
empleados públicos. Además, debía existir sometimiento a las autoridades.
Hay un indulto interesante, que debería ser leído detenidamente por los
que pueden cambiar el rumbo de las cosas, que data de abril 1 y mayo 29 de 1855, despachado por el Congreso, y dice
que: “Los beneficiarios deben permanecer ocho (8) años fuera del país o fuera de ciertas
provincias”.
En junio 13 de 1954 el General
Gustavo Rojas Pinilla ordenó amnistía para delitos políticos, y fueron
definidos como: “Aquel cuyo móvil haya sido el ataque al gobierno, o que pueda
explicarse por extralimitación en el apoyo o adhesión a éste o por aversión o
sectarismos políticos”. Se exceptuaron crímenes atroces.
A partir de ahí están todos los
esfuerzos contemporáneos que se han llevado a cabo, con los mismos nombres y
hombres, (eludiendo la clasificación capital: delitos de lesa humanidad) para
erradicar las confrontaciones armadas entre nosotros, que no menciono por
motivos de espacio y consideración hacia
los lectores, por tanto, me refiero a los años: 1981, 1982, 1985, 1989, 1991,
1993, 1995… Los personajes: Congreso, Julio César Turbay, Belisario Betancur,
César Gaviria, Andrés Pastrana; ahora, pleno 2013, algunos de ellos siguen
viviendo con opulencia y dignidad; y
también los grupos belicosos con sus respectivas denominaciones: guerrilleros,
milicias populares rurales y urbanas, grupos de justicia privada; actualmente
todos están encasillados bajo un mismo calificativo: terroristas, que siguen
existiendo con mucho, pero mucho dinero, armas y poder, es decir, tenemos
varios Estados en el territorio colombiano actualmente administrado por Juan
Manuel Santos, que se atreve a insistir en el tema de la paz negociada en medio
de batallas.
Este es nuestro territorio, donde
reposan los ancestros, y por donde se remontan nuestros sueños de los cuales
hemos derrotado la palabra esperanza
-nuestros mayores también lo hicieron-, estamos condenados a ser un
conglomerado dividido, y por tanto vencido; y casi podría asegurar que los
colombianos de estirpe pura, que siguen estudiando y produciendo perfectamente
desarmados e inermes ante la turba, son los únicos que viven en una penitenciaría
perpetua, regidos por las leyes penales, tributarias, comerciales
gubernamentales, por un lado ¡y también por el otro!
@yastao
El camino hacia la Paz necesariamente debe pasar por la vedad, la reconciliación y el perdón. Debe haber justicia, pero no la justicia total, la cero impunidad que pretenden exigir los guerreristas que con su falta de tolerancia lo que hacen es incentivar odios.
ResponderEliminarTampoco una amnistía total que genere un grado de impunidad absoluta que sería una gran frustración para el pueblo colombiano y daría herramientas a quienes pretenden argumentar en favor de los corruptos que según ellos, con una buena dosis de razón, no tendrían por que pagar mayores condenas que los guerrilleros.
Es una situación bien compleja que debe ser solucionada dentro de un marco de justicia transicional que establezca cuales delitos graves no podrán ser amnistiados y en que condiciones lo serían otros delitos menos graves.
Esperemos que todo vaya en pro de un mejor futuro para la Patria y que nuestros nietos puedan disfrutar su derecho a crecer en un País en Paz.
@luisfo1951 en Twitter