Valledupar,
febrero 3 de 1998
Adriana,
Adriana:
Regálale
a tus sueños la oportunidad de realización, obséquiate la dicha de lograr
pequeñas metas que endulcen la aspereza de tus días; puedes sembrar una planta
ornamental, un árbol que dé frutos, riégales, cría peces, adquiere un perro,
baña a tu hijo; todo esto te dará la sensación de realización de ideales
tangibles, cumplidos de inmediato, rechaza
el sueño de tener un collar de diamantes, poseer un Mercedes; cómprate una
bicicleta, por modesta que sea le dará una dimensión de espacio - tiempo a tu
vida, recorre en ella el entorno maravilloso que la creación te ha donado en
igual proporción que a los demás seres vivos, después de todo nadie es dueño
del sol, de los planetas, del aire, del agua... a veces...
Puedes
tratar de conseguir un amigo verdadero, así sea el insomne celador del barrio,
la vendedora de pescado, ellos le darán felicidad a tus días, vivir con alegría
de refugiado con cobija, es decir, ellos te saludarán todos los días, y
sonreirán mañana o tarde, le darán
dimensión de vida de la gleba a tus sueños de grandeza, a tu añorar el trono
divino que crees te mereces, porque eres TÚ.
Procura
ser sencilla, barre la calle, sonríe al que pasa, no importa si va maldiciendo,
de todas maneras se sentirá mejor por el hecho de verte sonriendo temprano en
las mañanas, deja tus sueños de ser próspera y florida, pon los pies sobre la
tierra, constrúyete un mundo corriente,
tangible, ordenado, con algo de estética, de comodidad, pero no aspires
a parecerte a tu vecino, la vida vale la pena vivirla en una dimensión modesta, así estarás al alcance de la mano de
cualquiera que quiera padecerte, de cualquiera que quiera abrazarte, de todos
los mortales; de la gente joven que canta mientras maldice al padre que no le
obsequió una computadora por su cumpleaños.
Todos
los niños terrícolas se creen
inmortales, no saben que la vida es cambio, mutación, inteligencia dirigida,
deja que la vida transcurra, que se apodere de ti la felicidad de escribir,
pensar y especialmente leer.
Deja
que tus manos creen algo: una sabrosa
comida, una sábana blanca, una escoba de yerbas fuertes, barre con ella al pié
de los árboles que has sembrado, cuidado y disfrutado, llena tu vida de la
necesidad de vivir día a día, no te precipites, permite a los demás seres que
también habitan en el planeta que soporten tu presencia, no los atropelles,
deja que el manto de la duda en cuanto a tus atributos intelectuales
permanezcan, no te envenenes, permite a los demás disfrutarte por tu sencillez
a prueba de dinero, fama, viajes o trastornos estomacales.
Soporta
la duda de saber si mañana tocarás este teclado, permite a tu ser de veinticinco años atrás, que disfrute la vida plena, con aire
refrescante y maravilloso, baña tu mente y tu cuerpo mientras puedas hacerlo,
así, de tumbo en tumbo, lograrás escribir dos páginas diarias de estas
tonterías que leerás después y que quizá te servirán de algo cuando te encuentres
atribulada y desees ser malvada, triunfante u osada.
Hoy
es martes 3 de febrero de 1998, 10:45 luna plena y no te he añorado.
Adriana
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