sábado, 24 de agosto de 2013

LO QUE DEJASTE: Tu epistolario, Adriana (Novela)



Valledupar, febrero 3 de 1998


Adriana, Adriana:


Regálale a tus sueños la oportunidad de realización, obséquiate la dicha de lograr pequeñas metas que endulcen la aspereza de tus días; puedes sembrar una planta ornamental, un árbol que dé frutos, riégales, cría peces, adquiere un perro, baña a tu hijo; todo esto te dará la sensación de realización de ideales tangibles, cumplidos  de inmediato, rechaza el sueño de tener un collar de diamantes, poseer un Mercedes; cómprate una bicicleta, por modesta que sea le dará una dimensión de espacio - tiempo a tu vida, recorre en ella el entorno maravilloso que la creación te ha donado en igual proporción que a los demás seres vivos, después de todo nadie es dueño del sol, de los planetas, del aire, del agua... a veces...

Puedes tratar de conseguir un amigo verdadero, así sea el insomne celador del barrio, la vendedora de pescado, ellos le darán felicidad a tus días, vivir con alegría de refugiado con cobija, es decir, ellos te saludarán todos los días, y sonreirán  mañana o tarde, le darán dimensión de vida de la gleba a tus sueños de grandeza, a tu añorar el trono divino que crees te mereces, porque eres TÚ. 

Procura ser sencilla, barre la calle, sonríe al que pasa, no importa si va maldiciendo, de todas maneras se sentirá mejor por el hecho de verte sonriendo temprano en las mañanas, deja tus sueños de ser próspera y florida, pon los pies sobre la tierra, constrúyete un mundo corriente,  tangible, ordenado, con algo de estética, de comodidad, pero no aspires a parecerte a tu vecino, la vida vale la pena vivirla en una dimensión  modesta, así estarás al alcance de la mano de cualquiera que quiera padecerte, de cualquiera que quiera abrazarte, de todos los mortales; de la gente joven que canta mientras maldice al padre que no le obsequió una computadora por su cumpleaños.

Todos los niños  terrícolas se creen inmortales, no saben que la vida es cambio, mutación, inteligencia dirigida, deja que la vida transcurra, que se apodere de ti la felicidad de escribir, pensar y especialmente leer.

Deja que tus manos creen algo:  una sabrosa comida, una sábana blanca, una escoba de yerbas fuertes, barre con ella al pié de los árboles que has sembrado, cuidado y disfrutado, llena tu vida de la necesidad de vivir día a día, no te precipites, permite a los demás seres que también habitan en el planeta que soporten tu presencia, no los atropelles, deja que el manto de la duda en cuanto a tus atributos intelectuales permanezcan, no te envenenes, permite a los demás disfrutarte por tu sencillez a prueba de dinero, fama, viajes o trastornos estomacales.  

Soporta la duda de saber si mañana tocarás este teclado, permite a tu ser de  veinticinco años atrás,  que disfrute la vida plena, con aire refrescante y maravilloso, baña tu mente y tu cuerpo mientras puedas hacerlo, así, de tumbo en tumbo, lograrás escribir dos páginas diarias de estas tonterías que leerás después y que quizá te servirán de algo cuando te encuentres atribulada y desees ser malvada, triunfante u osada.


Hoy es martes 3 de febrero de 1998, 10:45 luna plena y no te he añorado.

Adriana




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