sábado, 24 de agosto de 2013

¡JUSTICIA!



Desde mi Cocina

Por Silvia Betancourt Alliegro


¡JUSTICIA!

Estoy de acuerdo con Gustavo Petro, el aguerrido individuo que persigue la verdad por encima de lo que sea, y que como hombre joven primero exploró el mundo y se acogió a una tribu que perseguía el poder con el uso de las armas, pero que ahora, en la madurez plena, proscribe todo acto violento y le pide a la guerrilla que entre en el proceso de democratización que él acogió –y donde no le ha ido nada mal - para que entremos en el nuevo orden mundial que no excluye los movimientos de izquierda, pero que tampoco aniquila a los de derecha porque todos caben en el planeta que está en vías de extinción.

Creo que siendo tan estudioso conoce a Zaratustra, el profeta de Persia que promovió una reforma religiosa que se basa en la escogencia entre el bien y el mal, y que se expresó así: “En el origen había dos espíritus que proclamaron como sus principios autónomos, en pensamiento, palabra, acción; el uno, el bien, el otro, el mal”. Y entre los dos, los inteligentes escogieron el bien, los tontos el mal; el Senador colombiano, al parecer, está usando las enseñanzas de Zaratustra que afirmó: “Lo que importa es amar la verdad y fortalecer la justicia con la inteligencia, las palabras, la acción y la conciencia”;

Petro cree que lucha contra Arimán, el espíritu del mal que está al frente de los demonios maléficos, y que en nuestros días y en nuestro suelo está encarnado en las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, y las Autodefensas Unidas de Colombia, a quienes sólo les falta dejar de utilizar las fosas comunes  para refundir a sus víctimas y poner en uso Las Torres del Silencio para que los buitres se encarguen de limpiar los huesos.

En el siglo VII d. C., la doctrina de Zaratustra fue prácticamente extirpada por el islamismo, que en diversos aspectos le es muy inferior, pero aún hoy existen centenares de miles de hombres fieles a la religión de Zaratustra, un 10% de ellos viven dispersos en su país de origen. Muchos prefirieron el destierro y se asilaron en India, sobre todo en Bombay, donde son respetados por su elevada moral, su espíritu trabajador y su amor al prójimo; son conocidos con el nombre de “parsis”, practican la monogamia más estricta y tienen el mismo horror a la mentira y al engaño que los discípulos de Zaratustra de hace más de un milenio.

Vamos a  tener que leer de nuevo a Zaratustra, incrustando en nuestra nefasta realidad sus profecías, para ver si de pronto logramos encontrar la luz que nos saque de estas tinieblas en las que vadeamos y sólo encontramos cadáveres de inocentes torturados y masacrados por las hordas infames que dicen que nos quieren “liberar”, pero en el ínterin hacen negocios turbios que únicamente benefician a sus cabecillas que exigen ser tratados como ciudadanos de primera categoría, a sabiendas de que son unos asesinos despiadados.

Los diputados del Valle del Cauca fueron otros once corderos aniquilados, pero habría que sumarles los miles de ciudadanos secuestrados, torturados y asesinados en cada finca, caserío, poblados y ciudades de los cuales no hay un censo, y que tal vez, con ayuda de la prensa, se lograría un acercamiento a la real dimensión de esta horrenda masacre sin fin, que ya hace parte de nuestras tradiciones y por tanto, son leyendas que han sido incluidas en decenas de libros y canciones que las ratifican como parte de nuestro acervo cultural.

Columna para el miércoles 19 de septiembre de 2007. En la medida de lo posible, les ruego el favor de que no le hagan cambios ni correcciones. Abrazo fuerte de YASTAO.

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