LA PROPIEDAD
PRIVADA, FUNDADORA DE LA ECONOMÍA (Ensayo)
Por Silvia
Betancourt Alliegro
INTRODUCCIÓN.- Muchos de los economistas contemporáneos se
nutrieron de las ideas concebidas siglos atrás por insignes pensadores,
avanzados a todas las teorías y prácticas de su tiempo, ejercidas por los
políticos, como quiera que sin poder político una clase dada no se afirma si no
mantiene su primacía sobre la economía. Cabe citar al respecto y por
anticipado a Dudley North que reclamó
por vez primera que el Estado cesara su interferencia en la vida económica.
Se encuentran afirmaciones irrefutables entre los tres pensadores
que nos ocuparán en el desarrollo de este ensayo, de que la propiedad privada
fue el pilar sobre el que se construyó todo el edificio de la economía.
DESARROLLO.- El filósofo y economista (entre otras profesiones)
inglés, JOHN LOCKE, que ocupó cargos
en la Cámara
de Comercio y en el Ministerio de Hacienda inglés, fue el fundador del
empirismo moderno y defensor de la libertad, su pensamiento influyó fuertemente
en los economistas clásicos ingleses. Defiende la propiedad privada como un
derecho natural derivado del trabajo, por lo que el Estado no puede disponer
arbitrariamente de ella. La idea de otorgar al trabajo un valor que
respaldara la propiedad de los bienes fue de gran trascendencia para el
pensamiento económico de la naciente sociedad industrializada. Locke
justifica que el hombre entre en la sociedad civil “movido por el impulso de
salvaguardar lo que constituye su propiedad” al fijar un poder Legislativo y
delegarle sus derechos, lo hace con la finalidad de “que existan leyes y reglas
fijas que vengan a ser como guardianes y vallas de protección de las
propiedades de toda la sociedad; afirma que la propiedad privada es el
primer bien que el Estado debe proteger.
Concretamente
afirma que “La extensión de tierra que un hombre trabaja, planta, mejora,
cultiva y cuyos productos es capaz de utilizar, constituye la medida de su
propiedad”.
Siguiendo el
rastro intelectual de Locke, hace presencia el filósofo, historiador y
economista de origen escocés, DAVID HUME,
se aplicó al estudio de problemas de ética y economía política.
Sus
contribuciones a la teoría económica, que influyeron en el filósofo y
economista Adam Smith y otros
economistas posteriores, incluyeron la teoría de que la riqueza depende no
sólo del dinero sino también de las mercancías, así como del reconocimiento de los efectos que las condiciones sociales
tienen sobre la economía.
Analizó las
fuerzas que impulsan la actividad económica, el deseo de lucro y de
acumulación, y considera que no debe adoptarse ninguna medida de tipo
redistributivo para que no desaparezcan los estímulos individuales,
imprescindibles para el funcionamiento del sistema económico.
Criticó las
teorías mercantilistas imperantes en su tiempo. Atacó a los terratenientes, considerando que no contribuían al
aumento de la riqueza nacional.
Afirmó que
los seres humanos están fuertemente predispuestos a aprobar normas que
promuevan la utilidad pública en la sociedad.
Hume afirmó
que la propiedad privada no es un
derecho natural, pero se justifica porque es un bien limitado. Si todos los
bienes fueran ilimitados y estuvieran disponibles, entonces la propiedad
privada no tendría sentido. Además, creía en la distribución desigual de la
propiedad dado que la igualdad perfecta destruiría las ideas de industria y
ahorro, lo que llevaría al empobrecimiento.
DUDLEY NORTH,
contemporáneo de Locke, famoso político y economista inglés sostuvo ideas
monetarias muy originales en su tiempo. Afirmó que la moneda era una mercancía
como otra cualquiera y que podría sobre abundar. Fue la primera persona que
desarrolló una crítica a los principios que respaldaban la política. Reclamó
con consistencia que el Estado cesara su interferencia en la vida económica. El
punto de vista de North era que una reducción en la tasa de interés
beneficiaría más a la nobleza (terratenientes por excelencia) que a los
comerciantes.
CONCLUSIÓN.- Estudiando a los pensadores John Locke, David Hume y Dundley North, se
puede llegar al convencimiento de que sin la aceptación por parte de la
humanidad de la propiedad privada, no se hubiera llegado a adoptar un sistema
económico unitario para el funcionamiento del mundo, tal como hoy lo conocemos.
Silvia Betancourt Alliegro
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