Desde mi cocina
Por Silvia Betancourt Alliegro
LIBERTAD
DE EXPRESIÓN
(Advierto que no he votado jamás por Álvaro Uribe
Vélez)
Siempre que aseguramos algo positivo, o
negativo, el escéptico pregunta: ¿comparado con qué o quiénes?
En
Colombia actualmente hay libertad de prensa, y para sustentar la opinión remito
al lector a cualquier columna de algún periódico de circulación local o
nacional.
Leyéndolos
con detenimiento podemos afirmar que todos son (somos)libres, pues no existe la
censura cuando de criticar al gobierno actual se trata; es más, jamás había
asistido a un concierto de opiniones tan unánime, y que yo sepa, difícilmente
le ‘cuelgan’ la columna a algún colaborador por sus conceptos unilaterales
contra el presidente Uribe Vélez, que entre otras cosas es un gran pecador:
trabaja demasiado en comparación con todos sus predecesores; el refranero lo
condena: “Ni mucho que queme al santo, ni poco que no lo alumbre”.
Y
desde la radio también se somete a todos los empleados públicos, desde el presidente
hasta al portero, a críticas destructivas para causar hilaridad en la
audiencia; y tampoco han sitiado una cadena radial por las críticas perversas,
es más, prácticamente todas las burlas son pensadas y perfectamente elaboradas
por los más conspicuos estudiosos de la
cotidianidad, poseedores de un excepcional talento, que ojalá algún día
pudieran emplear en elaborar proyectos viables encaminados a mejorar nuestras
condiciones de vida.
Ahora
sí comparemos y miremos para arriba: Venezuela prácticamente ya no tiene prensa
libre, y no quiero ni imaginarme el bloqueo socio económico que habrán tenido
que soportar algunos periodistas que piensan que se puede existir de otra
manera, pues las amenazas del presidente Hugo Chávez nunca son en vano, las concreta
y punto.
Abajo
tenemos a Ecuador, y ahí sí que tenemos de qué hablar en cuanto a la pérdida
total de la Democracia:
los vecinos eligieron a un hombre que no pertenece al promedio étnico y
cultural de su población, que entre otras cosas no se anda con remilgos a la
hora de deponer mandatarios, y (hasta ahora) el pueblo aplaude las actuaciones
de Rafael Correa, quizá porque a ellos les fascina vapulear al que sea (así
actúan todos los pueblos indígenas del sur de América) ¡y se encontraron con la
horma precisa para satisfacer sus anhelos de aplicar latigazos a diestra y
siniestra!
Podrán
decir algunos que aquí asesinan periodistas... pues sí, lo mismo que en todo
territorio en el que exista un conflicto armado, y para mayor desgracia, hay
demasiados ejércitos –contando sin precisar, pueden ser más o menos nueve- y:
“En río revuelto, ganancia de pescadores”.
Me
atrevo a decir ¡así se me venga el mundo encima! Que en Colombia algunos periodistas abusan del poder de la
palabra emitida o escrita, por tener mentes del colectivo cautivas por sus
excepcionales dotes intelectuales, y por las cuales cobran, en ocasiones a dos
patrones de diferentes vertientes del pensamiento y de la acción. Ya no creo en
la objetividad de las entrevistas a personalidades del mundo económico y
político, porque las pagan, y me parece, que así se pierde la dignidad por
ambas partes.
Columna publicada el miércoles 2 de
mayo de 2007… y nada ha cambiado
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