Desde mi cocina
Por Silvia Betancourt Alliegro
¿HALLAMOS
EL AGLUTINANTE?
Todos
los países vigorosos han requerido de causas que inciten al colectivo a
sentirse orgulloso de ser nación. Algunos han tenido que transitar por guerras
internas y externas con sus secuelas de muerte y destrucción, con períodos de
hambre, frío y desesperanza.
Nosotros,
colombianos mayores de cincuenta años, nacimos, crecimos, nos reproducimos y
moriremos padeciendo todos los males antes citados, forman parte de nuestra
identidad, y lo que es peor, pareciera que requerimos de ellos para sentir que
estamos vivos, y es de tal magnitud esta alienación, que cuando no nos
suministran la dosis acostumbrada de titulares horrorosos, nos sentimos
deprimidos porque no tenemos de qué hablar con furor, porque “Colombia es
pasión”, mejor dicho, es fanática.
Qué
desafortunado eslogan ese que nos impusieron unos publicistas sin suficientes
conocimientos semánticos, y que dicho de paso, al presidente Uribe Vélez le
pareció algo mediocre, no se identificó con ese esbozo simplista de un corazón
dibujado a las carreras, mejor dicho, no lo embobó su presentación, y lo
expresó con claridad desde el Centro de Convenciones de Getsemaní, esa noche
recibió el primer aplauso desde mi sofá.
Mañana
es el día en que definiremos si tenemos un enemigo común contra quien luchar:
las Farc, que nos dará la posibilidad de aglutinarnos como nación, bajo una
divisa que no sea la de la Selección Colombiana de Fútbol.
Inicio
esta nota hoy, domingo 3 de febrero de 2008, para dejar constancia de la
expectativa que fabricaron unos jóvenes conscientes de que el futuro son ellos,
que uniformará a cada colombiano de blanco pulcro, esté donde esté, y tendremos
que recordar que fueron los jóvenes venezolanos los que le cortaron el paso a
la dictadura en su país.
Conclusión:
hay que creer en los jóvenes, son el producto de nuestros esfuerzos, y así no
sean tiernos, cursis, románticos, ni
idealistas –como nosotros fuimos- están mejor equipados para vivir en el siglo
veintiuno bajo el imperio de la sociología práctica (Praxiología del griego
acción), y además, con la ayuda de una red informática virtual que carece de
fronteras y es gratuita e instantánea.
Hoy
es febrero cinco, la prueba desbordó todo pronóstico, ahora sí que podemos
pensar en el despertar de un letargo que duró algo más de quinientos años; los
jóvenes estudiosos están más preparados que este montón de dinosaurios anclados
a la retórica y armados con machete, fusil, sierras, ametralladoras y hasta
misiles, para asegurarse de que ‘sus ideas- negocios’ sean las que imperen para
seguir ordeñando al comunal inmerso en la ignorancia y el hambre. Creo que
podré descansar en paz, mi hija y tus hijos, hombre colombiano, lograrán en
pocos años conducir la vida en su territorio con dignidad y destreza, serán
ciudadanos de un mundo civilizado, los sectarismos quedarán arrinconados y
confinados en la masa (que cada vez será más pequeña por virtud del estudio).
silviabetancourt1@gmail.com
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