Desde mi cocina
Por Silvia
Betancourt Alliegro
LA METAMORFOSIS* DE
LOS SICARIOS
De esbirros está saturada la historia de la humanidad. Ellos están adheridos a los hombres que desean el poder; por tanto, son igualmente culpables; y aquí cabría la idea de Sor Juana Inés de La Cruz (no la transcribo a la letra): “No sé sabe quién es más culpable: si el que peca por la paga o el que paga por pecar”.
No
hay justificación para los criminales; ni siquiera cuando se escudan tras
palabras contundentes pero volátiles como ideología, o psicología. Porque
cuando se urde la trama de un asesinato se hace a plena conciencia, no hay
forma de elaborar planes sin la colaboración de esta; la reunión de dos
personas en adelante para concertar un plan para la eliminación física de otras
tiene altas dosis de coherencia, allí no caben las pasiones, el razonamiento impera.
Ahora
vamos a poner como ejemplo a los criminales de estado; si dos o más presidentes
se reúnen para concebir un plan conducente al exterminio de miles de seres
humanos (por la causa que sea, y casi siempre es para apropiarse de las
riquezas terrenales) esos hombres son asesinos a gran escala, es decir,
magnicidas.
Pero
la historia la escriben los vencedores, y sus crímenes de lesa humanidad son
retribuidos con títulos pomposos: adalid, caudillo, paladín, héroe, prócer,
lumbrera, patricio, eminencia; todos sinónimos de prohombre.
Todo
el que recibe emolumentos por asesinar es un malhechor, no importa si el dinero
o lo que sea es pagado ‘legalmente’ o no. Y que yo sepa, no existen ejércitos
conformados por espíritus encarnados superiores, que batallen a puño limpio para asestarle una buena limpia
a los infractores de las leyes de Dios.
Si
un homicida es capturado y sometido a la justicia de los hombres, no veo
por qué, si acusa a otro compinche, es premiado con penas inferiores a las que
han implantado los legisladores. Al parecer, premian la delación, que es un
atentado al decoro, puesto que a un crimen añaden otro: el de soplón, sapo,
traidor.
Según
informes de prensa, muchos de los combatientes reinsertados a la vida civil se
dedican a oficios útiles para ¡la preservación de la vida! – No sabemos si les
han dado suficientes estudios de relaciones humanas, de civilidad y buenas
maneras, además de los rudimentos sobre los oficios que están desempeñando-
pero es fácil deducir que las cosas improvisadas sobre la marcha no pueden
rendir frutos de óptima calidad; es que para el proceso de una transformación
se requieren esfuerzos continuados en el tiempo, veamos lo que nos dice el
diccionario:
*Metamorfosis:
Transformación de un ser en otro: Mudanza de forma y de modo de vida que
experimentan los insectos y otros animales. Figurativo: Cambio completo en la
condición y carácter.
ADVERTENCIA: Autorizada por
el director de este periódico, quiero poner en conocimiento de la opinión, que
un señor que se dedica a editar obras literarias ha tomado mi nombre y está
llevando a cabo correcciones de estilo que quitan mérito a mis trabajos, y
cobra honorarios desmesurados. Si se
llega a presentar otro caso, me veré precisada a entablar la correspondiente
demanda penal y la divulgación de su nombre.
Esto suena a publicidad,
pero si alguien desea contactarme puede hacerlo al teléfono 5601422; y al
celular 317 231 7294. Gracias por su atención.
.
Extraño mundo el de los sicarios, pero al pensar en ellos toca pensar en los oscuros vericuetos de la mente de quienes los contratan. No es justificable el asesinato, pero menos aún el contratar a alguien para que lo cometa para satisfacer ambiciones o desahogar odios personales. Desgraciadamente, de eso tenemos mucho en Colombia, donde la vida vale cada vez menos.
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