martes, 20 de agosto de 2013

VIOLACIÓN Y PROSTITUCIÓN VAN DE LA MANO

VIOLACIÓN Y PROSTITUCIÓN VAN DE LA MANO 
Silvia Betancourt Alliegro 
Las diferentes definiciones y tendencias sociológicas existentes en el ámbito internacional hacen una diferenciación entre prostitución voluntaria y prostitución forzada.
Se define prostitución voluntaria cuando una persona que teniendo la mayoría de edad  (en el caso de Colombia mayor de 18 años) y de manera consciente, con pleno conocimiento, voluntaria y libre decide ejercer la prostitución y cuyo lucro se revierte directamente sobre ella.
La prostitución forzada es la que  ejerce una persona a través de un individuo, una red o una organización, bajo circunstancias que de manera involuntaria la introducen al mundo de la prostitución forzada, y que generalmente está relacionada con el Tráfico de Mujeres con fines de explotación sexual.
Según expertos, se considera que la prostitución voluntaria se manifiesta en los países industrializados o desarrollados, lo que llevó a afirmar al Sindicato de Prostitutas holandesas que las únicas prostitutas que se pueden autodenominar emancipadas son las del primer mundo.
Mientras que en los países pobres o tercermundistas la prostitución se convierte en una alternativa para hacer frente a la pobreza, el desempleo y en muchos casos como la única forma de sobrevivir.
Los medios de comunicación catalogan a las mujeres que la ejercen, en Colombia, con denominaciones tales como: prostitutas, meretrices, putas, trabajadoras sexuales y niñas.
En su gran mayoría las tres primeras aparecen en los artículos que hacen referencia al ejercicio de la prostitución en los estratos más bajos de la sociedad. Trabajadoras sexuales cuando el artículo hace referencia a mujeres universitarias que la ejercen como una actividad complementaria, y Niñas a las mujeres casi siempre jóvenes de los estratos más altos a las cuales se les denomina “prostitutas de lujo”.
Las historias de vida que registran los medios de comunicación son variadas. Algunas de ellas llegan a ejercer la prostitución por necesidad y otras por consumismo. Los extremos van de mujeres que apenas pueden mantener sus hijos hasta aquellas que ganan doce millones de pesos al mes.
Lo que sí varía es el ‘tono’ del artículo, de acuerdo a la situación social de la mujer prostituta, la zona donde ‘labora’ y los tipos de clientes que la ocupan.
Ser prostituta (o) no implica estar parado con el pie en el muro de cualquier esquina, muchas veces los padres desesperados y sin trabajo ofrecen sus hijos o se quedan callados cuando sus hijos tienen que conseguir el sustento, sea como sea.
La violencia que soporta Colombia que lo ubica como uno de los países con mayor tasa de homicidios anuales en el mundo, no puede separarse de la violencia cotidiana, de la violencia de las palabras amenazantes y agresivas, de la violencia sexual que hoy enfrentan un gran número de hombres, mujeres y niños.
En esos ambientes preñados de odio e ignorancia, se incuba la consiguiente violación carnal del niño, todas las veces bajo amenazas y el uso de la fuerza, utilizando el chantaje por el aporte económico, imponiendo determinados comportamientos sexuales que al hombre le agraden.
El turismo sexual es un fenómeno que se registra con fuerza, Colombia se está convirtiendo en un destino turístico para extranjeros en su mayoría alemanes, canadienses, japoneses, españoles, italianos, suizos, holandeses, belgas que buscan contacto sexual, especialmente con menores.
Considero que los medios de comunicación, las diferentes entidades del gobierno y el Estado, deben informar a la ciudadanía con periodicidad sobre las terribles prácticas que están soportando los niños –y las mujeres -, para prevenir el abuso y el tráfico sexual.
Las causas para que esto ocurra son estructurales: la injusticia económica y las disparidades entre ricos y pobres, la migración, la urbanización a gran escala y la desintegración familiar. Esto incluye el consumismo perpetrado por los medios de comunicación.
En ese orden de ideas, quien alquila los servicios de estas pobres personas considera que su acto no es inmoral, pues los niños y mujeres ya estaban en ese mundo cuando los contactaron. Otros, lo hacen para sentirse más viriles, satisfacer un arrebato de consumar un acto transgresor o “ayudar” a sus víctimas.


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